miércoles, 5 de agosto de 2020

PAU SOLANILLA Y LA REPÚBLICA DE LA REPUTACIÓN

LA REPÚBLICA DE LA REPUTACIÓN

“Buenos gestores hay muchos, pero líderes inspiradores más bien pocos”

 

Conocí a Pau Solamilla en los pasillos bruselenses, siguiendo, o mejor cerrando, el paso carismático de otro catalán de primera, Raimon Obiols, lo que no es poco en esta época de tontuna e insolidaridades nacionaliegas. Ahora me topo en el escaparate de mi librería de cabecera con su libro LA REPÚBLICA DE LA REPUTACIÓN, que ayuda a despejar el complejo momento que nos toca vivir, “no apto para cardiacos”, como decían los futboleros en los partidos decisivos.

La REPUTACIÓN… Palabra mayor en la que estamos inmersos a contrapié en todos los niveles, con luz comunitaria por suerte al final del túnel, que no es de Sábato ni de Solanilla, sino del mayor reto de cohesión económica desde el esplendoroso acceso español de 1986.

Hubo un tiempo en que la tal reputación venía en puro automatismo, con el poder que caía de lo más alto o, muy luego, subía en la espuma plebiscitaria o popular, sin discusiones dispersoras; ahora la cosa es más compleja y se precisan expertos del talante aportador de Pau. Mucho me prestan también las opiniones de técnicos próximos de la calidad de Pedro Cervilla y Pablo López Álvarez sobre la senda comunitaria a seguir.

La reputación patria, plagada, ¡perdón!, de políticos de segunda fila, bastante resentida con los incontrolados rebrotes virales y los devaneos del antiguo ostentador de la más alta magistratura nacional, no es tema menor para estabilidad y futuro, por lo que la contribución de Pau Solanilla es muy bienvenida.


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