sábado, 4 de enero de 2020

EN LNE/Oviedo

El "Comte de Ribedieux" en su Anleo

Castillo recuperado y otras reflexiones históricas y etimológicas sobre el Eo


El "Comte de Ribedieux" en su Anleo
Me cupo laudatio de Francisco Rodríguez, ovetense del año de Vivir Oviedo. En la velada, vino a la memoria el sabio Emilio Alarcos enfatizando pronunciación gabacha: "Monsieur Rení Picótt d´Anleoó".
Ignoraba de mi parte el pergamino que la láctea naviega acaba de colocar en su emblemático Castillo, rehabilitado con exquisito mimo por el arquitecto Fernández del Rey, a cuyo cargo Fernández Campoamor, maestro de obras, y Peláez, Benito Méndez, López Fernández... Moderniza interior audacia temática del gran Álvaro Delgado, tal los Vaquero en Salime. Debajo del retrato de Ricardo Villa, ilustre vecino de Anleo, hermano de mi adorada antigua archivera de las Consistoriales de Oviedo, las Completas de Álvaro Cunqueiro.
La primitiva torre del siglo XIV se debió al ¡Comte de Ribedieux!, privilegio de Enrique II Trastamara, por desvelos contra su hermanastro Pedro I. La vibración legendaria de la Edad Media, en la excelsa línea de James Joyce y Umberto Eco, ordena ánimo renacentista cartesianamente.
Pasión por Cunqueiro me lleva al extremo del Paraíso Natural y las correrías luguesas de Santa Compaña, colocándome, en la Estigia que cantó Luis Cernuda, frente a ese deificado Ribedieux, vieja polémica personal con Leopoldo Calvo Sotelo en vida porque le otorgasen merecido marquesado ¡e improcedente título, Ría de Ribadeo!.
Ría del Eo, nada de imposible Ría de Ribadeo. Así lo escribí en LA NUEVA ESPAÑA, en mi libro "Desde Oviedo a Salinas por el Eo" y en el homenaje del Ayuntamiento ribadense al bueno de Leopoldo.
En el Palacio de Anleo queda documentado que el sufijo es invocación divina.
Menos pagano, en cualquier caso, el estricto singular "Deo" que "Dieux".
Pérez de Castro, autoridad intelectual eota, o eoaria, recuerda que, por caciquismo y salomónico deslinde, la Ría pasó, mediado el XX, del Juzgado de Castropol a jurisdicción compartida asturgalaica.
Desde el XIV han corrido siete siglos, Ribadeo fue Ribediuex en los afrancesados celajes de entonces y el Tambre, también llamado Tamara, origen inmediato de Trastámara, además de desembocar en Noya, lo hizo en Enrique II y, por otros vericuetos, en Fernando "el católico" y aún en? ¡Eo!
Integrantes el Navia y el Eo de Entrambasaguas, sus linderos, en la Baja Edad Media, Anleo termina en eo cuando en una lengua peninsular amb-, expresión fonética de "anl-", español "con", daría, en definitiva, ¡Con Eo!
¡Pardiez!, ¡parbleu!, o ¡pardieux!, zanjaría Bertrand Duguesclin por su señor, Monsieur Trastamara. Barrunto mejor enseñoreado Ría a Ría de Entrambasaguas que en el coruñés Tambra.
La Casa Trastamara proviene, en efecto, del Tamara; la de Reny Picot, de Trascastro/Leitariegos/Naviego. De Monsieur Trastamara a Monsieur Reny Picot...
Anleo desde inmemoriales siglos, muy antes de Trastamara, Ribedieux, Navia-Osorio, Santa Cruz de Marcenado, Villa González-Río, Menéndez de Luarca o los Rodríguez Coloma, esperó por sus sucesivos Castillo e Ilas, abocados a unirse en los XX/XXI, ¡hermosísima mixtura de Historia e Industria!.
Sumergido en humanizada espiral fábrica/arte, Anleo resistirá los próximos siglos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sigues en forma,amigo Antonio.O