domingo, 9 de febrero de 2020

TODAVÍA SOBRE EL ROBO DE LA CATEDRAL/LA VOZ DE ASTURIAS

Estaba claro, sin embargo, a la vista de ese asalto en Oporto, que él no poseía más botín y que aquello de la bolsa no era todo lo había desparecido de la Catedral; él mismo lo dijo al ser interrogado. El resto «está en otras manos». Fue lo más cerca que estuvo de delatar a los presuntos cómplices, algo que de hecho nunca hizo.

Sí señala en su atestado que en el solar de Gijón sigue habiendo piezas enterradas. En efecto, la policía encuentra allí más, «pero fue una chapuza, porque no recuperaron todo», narra Masip. Al día siguiente de mañana acuden Emilio Marcos Vallaure y Joaquín Manzanares para ver el lugar, que no estaba custodiado. Descubren con sorpresa que aún quedan algunos elementos de las cruces semienterrados.
España pide naturalmente la extradición de Domínguez, pero, recuerda Masip, antes de que esta se produzca formalmente, la policía portuguesa entrega al detenido a las autoridades españolas. Este será otro de los motivos por los que el entonces joven abogado pedirá más tarde la nulidad del juicio, sin éxito.

El periodista asturiano Agustín Santarúa (fallecido hace diez años) consigue entrevistarse con Domínguez y es él quien le aconseja a Masip como abogado defensor. En efecto, cuando el ladrón es trasladado a Oviedo, llama a Masip y lo contrata junto a Marcelino Arbesú. Comenzará en mayo de 1978 el juicio del siglo.
(continuará en la segunda parte)


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