jueves, 31 de agosto de 2017

martes, 29 de agosto de 2017

Lne sobre el homenaje a Luis Legaspi

se propuso: que la Iglesia se abriese y navegase", destacan en Castropol

Amigos, familiares y vecinos participan en el homenaje que brindó su villa natal al que fuera director de las misiones asturianas

29.08.2017 | 03:19
Por la izquierda, Antonio Masip, Víctor García de la Concha, Miguel Ángel Serrano Monteavar (miembro de la fundación) y Javier Gómez Cuesta, en la ponencia. 
Un hombre con una voluntad de hierro y un tesón fuera de lo normal, castropolense hasta la médula, cercano, entregado y generoso. Es la semblanza que amigos, compañeros y vecinos dibujaron de Luis Legaspi. El que fuera durante décadas corazón de las misiones asturianas en África y en América, fallecido el pasado mes de abril a los 93 años de edad, recibió ayer en su villa natal un sentido homenaje en forma de recuerdo. Allí se instó, además, a que se "espiguen" todos los escritos que dejó para elaborar "las memorias que se merece". 
La Fundación Ría del Eo, que el propio Legaspi fundó e impulsó, fue la encargada de organizar los actos, que incluyeron una misa en la iglesia parroquial, el descubrimiento de una placa en su casa natal, en la calle Penzol Lavandera, y una mesa redonda, en la que hablaron de sus recuerdos y anécdotas amigos del misionero, como el exalcalde de Oviedo Antonio Masip, el exdirector de la Real Academia de la Lengua Víctor García de la Concha y el párroco de San Pedro en Gijón, Javier Gómez Cuesta. 
"Legaspi fue el gran promotor de la conciencia misionera en Asturias", señaló García de la Concha, quien lo recordó conduciendo un "dos caballos", "con su particular manera de interpretar las normas del tráfico", recorriendo toda la región, repartiendo películas y periódicos para difundir la labor de las misiones. 
Víctor García de la Concha, que pasó varios años de su infancia en Castropol, donde su padre era juez, evocó los tiempos en los que Legaspi se empeñó en hacerle navegar y bucear por la ría del Eo. "Tenía un tesón enorme. Lograba aquello que se proponía. Y al final de su vida, lo consiguió: que la Iglesia se abriese y navegase", en referencia a las misiones que dirigió en Burundi, Benin, Guatemala y Ecuador. Era, remató García de la Concha, "un castropolense de cuerpo y alma". 
"Más que castropolense, él prefería el término 'castropolino'", terció Antonio Masip, que recuerda al misionero como "una persona singular". "Nos reuníamos en circunstancias especiales: en las elecciones. Yo era interventor en su mesa electoral, y él siempre era el primer votante de la jornada. Después nos íbamos a tomar un café", relató el exalcalde de Oviedo. Masip fue quien instó a la Fundación Ría del Eo a "espigar" en todos los documentos del que fuera director del seminario diocesano de Misiones para elaborar sus memorias. 
Quien aportó una visión cercana de su labor clerical fue el párroco gijonés Javier Gómez Cuesta, que lo evocó "cercano y entregado a las misiones y a las personas que lo rodeaban", y como "un hombre culto que leía mucho". No en vano, en su despacho de la plaza Porlier de Oviedo había "de todo", sobremanera libros, folletos y documentos. Gómez Cuesta compartió viajes con Legaspi, del que aseguró "siempre tenía un conocido en cualquier lugar del mundo y solucionaba todos los problemas; daba gusto viajar con él". "Su parroquia era el mundo entero", añadió. 
El sacerdote desveló cómo, días antes de su fallecimiento, Legaspi se despidió de sus allegados: "A todos digo adiós menos a Dios", escribió. Y cuál era su deseo, que finalmente no se vio cumplido: "Tenía intención de crear en Quirós una institución misionera, un lugar para orar y para que los misioneros se preparasen allí para el desempeño de su labor", explicó. 
Finalmente, por parte de la fundación que el propio Legaspi auspició, su presidente, Félix Caicoya, reconoció la facultad del misionero de "decir la verdad, aunque fuera dura, de una forma agradable", y su generosidad. El religioso donó todos sus libros a la biblioteca Menéndez Pelayo, y sus posesiones, a la fundación. "Velaremos por su legado y su memoria", afirmó Caicoya.

Homenaje a don Luis Legaspi en Castropol con Felix Caicoya,M.A.Monteavaro,Víctor garcía de la Cincha y Javier Gómez Cuesta

Homenaje a don Luis Legaspi

Castropol 28/8/2017/Fundación Ría del Eo

Estimada Alcaldesa en funciones, miembros de la Fundación, querido Félix Caicoya..

José Francés, antiguo académico de San Fernando, asturianista injustamente olvidado, sostiene en sus ficciones que la marea y la resaca devuelven vivos a los no ha mucho tragados por la mar.

Desapareció de entre nosotros en Oviedo, su ciudad y la mía, pero pudo
haber sido aquí, entre la calima de hoy mismo, alejándose poco a poco en estas quietas, que no mansas, aguas.

Era consustancial a este paisaje, me lo recordaba anoche su colega don José Luis, párroco de San Isidoro, el San Isidro clariniano, donde tantos años fue coadjutor y ya le conocí como tal en los cincuenta.

Don Luis era alma generosa y de una entrega coherente a su Fe en la que preservó pese a lo mucho que vivió, aquí primero, testigo directo o de referencia, de los primeros crímenes bélicos y luego de otros genocidios en el ancho mundo y ajeno, que habría dicho Ciro Alegría.

Como delegado de misiones trascendió la azarosa vida parroquial para afrontar no solo una pesca de almas vocacional sino la necesidad de introducir una esperanza sanitaria para pueblos que se perdían en la falta de recursos y en las guerras tribales incomprensibles por nosotros, aunque lo más incomprensible es siempre la intervención, o la pasividad, de los antiguos colonizadores que tienen gravísimas responsabilidades en el genocidio sufrido en la espiral usus/tusis.

Decía que podía haber desaparecido como navegante solitario entre nieblas, como cantaron Ricardo Wagner o Ernst Hemingway.

Sí, en efecto.

Pero bien me gustaría que le esperáramos en este trozo de su paraíso donde conoció a don Vicente Loriente, y pasaron sus miradas poéticas Cernuda, Dámaso Alonso o Cunqueiro, con un librito, querido Félix, querida Fundación, donde se espiguen sus pensamientos de castropolino irredento.

Por cierto, noten que se hacía llamar así, castropolino, y no el habitual gentilicio de castropolense que son ustedes y también los que lo somos estivalmente.

En mis constantes saltos entre vida y pública de toda mi vida, recibī en mi tiempo de abogado, el curioso encargo de un dictamen, mejor opinión, sobre el uso de una multinacional española del genérico para designar no un producto sino la marca propia. Eso terminó no muy bien de aquella cuando a otra firma que sí lo había obtenido se le asoció al vicio de asbestos con lo que se diluyeron semejantes incursiones en el diccionario de la lengua, que es imposible domeñar, y bien lo sabe don Víctor,incluso para los mismos académicos.

Espiguemos, palabra no sólo tan vinculada al léxico bíblico o de esta bendita tierra medieval de Entrerríos, sino al propio uso frecuente de nuestro castropolino universal.
Por mi parte tenía un café comprometido cada elección, a la que últimamente fuimos tan aficionados y frecuentes hasta el abuso los españolitos de a pie.

Fui amigo y abogado de don José Maldonado Residente de la Republica en el exilio. Don Luis, que valoraba la bondad de don José, me participó su amistad con el General Herrera, presidente a su vez del gobierno republicano en ese lacerante exilio. Don Luis llevó en ese dos caballos a que alude don Víctor al General, entre París y Bruselas, sorteando en su heterodoxa conducción, supongo, los gendarmes franceses y la policía federal belga.

Me lo contaba en los cafés-descafeinados por prescripción médica- que nos tomábamos para desayunar tras su voto en cualquiera de las elecciones, que ahora son tan frecuentes. Él era el primer votante,yo el ultimo como interventor. Don Luis bajaba de su piso en Porlier al que aludió don Javier en su excelente homilía. Yo conocía perfectamente el resultado de esa urna con mucha aproximación.Hubo una vez que no fue el primero en votar, pues cuando llegó a la hora temprana de siempre ya había una cola de catorce chavales y chavalas que no habían dormido y querían votar.Fue en Marzo de 2004 y le dije a don Luis que iba a producirse un vuelco en las encuestas electorales.Se sorprendió de mi seguridad en semejante dato en el que acerté.

Esta misma semana dios mediante son las fuertes mareas de San Agustín con sus correspondientes resacas, que decía José Francés, traje pues conmigo unos prismáticos para desde la Atalaya de San Román tratar de ver si don Luis llega inopinadamente también.Mi casa está ahí enfrente como en la trasera de San Isidoro recordaba ayer que un boticario a primeros del veinte, traspasaba su establecimiento "enfrente de la Estación del Norte" por más que la separasen las largas Uría y Fruela. 

Sé que un alma tan grande como la suya está obligada por su nobleza y bondad a reaparecer en cualquier momento.Tengamos para entonces espigada su obra escrita de castropolino.

viernes, 25 de agosto de 2017

Por esos mundos:barreras en San Petesburgo

DE LA DISCRIMINACIÓN Y LA MOVILIDAD REDUCIDA

Este verano he tenido ocasión, por primera vez en la vida tras haber recorrido antes sesenta países, de pasar por San Petesburgo, la cara más amable de la vieja Rusia.

Es, desde luego, una ciudad maravillosa donde me encantaron el Hermitage, las iglesias de San Pedro y San Pablo y La sangre derramada, la Avenida Newski, la muralla, los canales y muchos detalles más, sin poder disfrutar de varios de sus famosos palacios y de su legendario Teatro. No obstante, como dice un sabio chiste del genial El Roto, ví sobre todo turistas.

Fue, sin duda, un viaje familiar grato en el que no me abstraje de mi personal cosmovisión política. Así apenas cabía olvidar que estábamos en el centenario de las revoluciones de Febrero y la proletaria, más contundente y universal, de Octubre, ambas de 1917. El comunismo ha sido pernicioso y cruel en donde gobernó y no tanto en donde fue simplemente heroica y sacrificada oposición, aunque los crímenes sufridos en España por Andreu Nin, León Trilla o Luis Montero entre otros son inolvidables y vergonzosamente justificados por corifeos genuflexos.

Las vinculaciones entre Trump y Rusia parecen, aunque los datos están abiertos a futuras valoraciones mejor matizadas, una amenaza para la libertad mundial y puede que también para el equilibrio del medio ambiente. Todo eso forma parte de las grandes relaciones internacionales, lo que en diplomacia se conoce como las altas partes, pero desde mi posición de ciudadano con movilidad reducida, pude sentir que el país no afronta con contundencia la discriminación de personas que padecen mis mismas actuales limitaciones. 

En mi tiempo de Alcalde, una gran concejal, Begoña Pérez, me advirtió de ochenta obstáculos que había para los ya entonces mal llamados minusválidos. Bego tuvo entonces apoyo para neutralizar aquellos lacerantes puntos negros de nuestro urbanismo, pero cuando, años después, yo mismo pasé a sufrir los embates del daño cerebral, bien noté que en Oviedo había mucho más que hacer, incluso algunos edificios públicos como el Ridea/Palacio de Toreno o la Casa del Pueblo siguen siendo una verdadera tortura para usuarios de mi perfil. Aún ahora, alejada del poder municipal, Begoña me insiste:"puedo afirmar,  que llevamos muchos años de retraso en facilitar la accesibilidad en nuestra ciudad, máxime cuando los ciudadanos , afortunadamente, van cumpliendo edades mas longevas.Por ello, es preciso que el Ayuntamiento aborde con urgencia un Plan integral de ciudad accesible".

En Bélgica donde viví diez años, sin embargo, la respuesta cívica es ejemplar mentalidad progresista contra las barreras arquitectónicas que, desde luego, no ha llegado con esa fuerza a Rusia, por más que otros países del área, me refiero a Suecia o Finlandia, sean vanguardistas.

Bien San Petesburgo, sin barreras sería mejor.

Bien recuerdo el debate en Estrasburgo



La empresa española indemnizada por Hamburgo: “Nadie nos compraba nada, estuvimos a punto de cerrar”

Alivio en la distribuidora que recibirá del Gobierno de la ciudad alemana una compensación por las acusaciones falsas de la crisis de los pepinos de 2011

Producción de pepinos entre los invernaderos de El Ejido en 2011, cuando estalló la crisis en Alemania.
Producción de pepinos entre los invernaderos de El Ejido en 2011, cuando estalló la crisis en Alemania.JULIÁN ROJAS
“Tuvimos unas pérdidas tremendas, se nos paró la actividad y nadie nos compraba nada. Eso duró unos cuantos meses. Pasamos una primavera-verano tremendos. Muy mal. Estuvimos a punto incluso de cerrar”. Quien habla es Antonio Lavao, gerente de la empresa malagueña Frunet, cuyos pepinos fueron señalados por el Gobierno de Hamburgo (Alemania) en mayo de 2011 como los culpables de la mortal epidemia de E.coli que ocasionó 56 muertes en ese país. No era cierto. Y la responsable alemana de Sanidad que hizo la acusación se retractó cinco días después. Pero Frunet acudió a los tribunales para limpiar su nombre y obtuvo una sentencia favorable en octubre de 2015, recurrida por la otra parte. Ahora, casi dos años después, se ha alcanzado un acuerdo con el Gobierno por el que la empresa malagueña recibirá una indemnización. Se acabaron los pleitos. Además de Frunet, otra empresa de Almería también ha ganado el pulso a Hamburgo.
Lavao no revela la compensación económica otorgada a Frunet. Inicialmente, cuando presentó la demanda judicial por daños y perjuicios, reclamó 2,2 millones de euros. El fallo judicial les otorgó el derecho a una indemnización, pero sin fijar ninguna cantidad. El acuerdo es global, según el gerente, e incluye a la otra empresa española, la hortofrutícola Costa de Almería. “Claro que hay alivio”, responde Lavao, “más que nada por terminar un capítulo, porque aunque esto ya no estaba en el día a día, había una batalla judicial. Esta es la manera de poner punto final”.

La responsable de Sanidad de Hamburgo, Cornelia Prüfer-Storck, desató la peor crisis del sector agrícola español con sus declaraciones. “Cuando nos acusaron directamente, toda la mercancía que estaba en todos los países de Europa, más la que estaba de camino y la que permanecía aquí, se nos bloqueó, la tuvimos que destruir”, rememora Lavao. Esto ocurrió en mayo de 2011 y la empresa perdió “muchísima” facturación en los meses siguientes. Fue en ese periodo cuando se plantearon echar el cierre. “En otoño empezamos a remontar poco a poco”, añade.
Frunet, con sede en Algarrobo, municipio de la Axarquía malagueña, tiene su principal línea de negocio en la producción ecológica y comercialización de hortalizas (tomates, pepinos, pimientos, calabacines, berenjenas…). Tiene algo de mango, papaya y piña, pero su nicho principal son las hortalizas ecológicas. Exporta prácticamente todo el producto a clientes europeos. “En España se vende aún poco de ecológico. Va creciendo, pero es un mercado aún pequeño”, ilustra el gerente.
Una vez pasada la crisis del pepino de 2011, tras aproximadamente ocho meses aciagos, la empresa siguió adelante con más fuerza y ahora tiene unas dimensiones mayores que entonces. Se acerca a los 40 millones de euros de facturación y ronda los 150 empleados. “Al final, lo que no mata engorda”, ironiza Lavao. “Remontamos, recuperamos nuestros clientes, nuestros mercados y seguimos trabajando”, subraya.
El acuerdo con el Gobierno de Hamburgo supone, sobre todo, un “gran alivio”. “No se trata de si teníamos la razón o no, eso ya sabíamos que lo teníamos. Pero se acabó todo, se pone punto final”, concluye Lavao.
El consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Rodrigo Sánchez Haro, ha felicitado por carta a las dos sociedades andaluzas. “Más allá de la indemnización, [supone] un reconocimiento y una satisfacción, ya que se trató de una acusación infundada e injusta”, subraya. Para el consejero, el cierre de este capítulo no solo “limpia el buen nombre de estas dos empresas, sino de todo el sector productor andaluz”.