viernes, 28 de agosto de 2009

LOS ALMALLOS

La toponimia asturiana no deja de sorprender, incluso a los que alguna vez pertenecimos a la oficial Comisión de Toponimia. En lo alto del Concejo de Taramundi se encuentra “Los Almallos”, una aldea que se me apareció entre nieblas y árboles, donde un matrimonio, Virginia y Miguel, han puesto un restaurante “ecológico” de extraordinaria calidad y calidez, “Los arándanos”, con productos maravillosos, los más de su propia huerta y de las cercanías. Hay que tener verdadero espíritu emprendedor para pasar de los fogones madrileños de la Trainera a, sin abandonar la alta gastronomía, la región que en la Europa comunitaria hemos bautizado como Oscos-Eo. El liderazgo del Alcalde Lalo Lastra, antiguo Director Regional de Montes, se nota bien en toda la comarca:”Gracias al Ayuntamiento que limpia los caminos de nieve, podemos abrir los fines de semana invernales. Durante largas semanas haremos las mermeladas y los demás derivados”.

Todas las iniciativas de Taramundi son fantásticas. La palma y la fama principal están en la cuchillería. Nunca perdonaré a aquellos colegas parlamentarios que en su día no quisieron apoyar la singularidad artesanal de la cuchillería española contra las copias y la penetración oriental que adolece de finura y calidad. Las gentes de Taramundi, confiando en los productos del campo y animales autóctonos nos envían un mensaje nítido a los responsables comunitarios: el desarrollo rural no es una entelequia pero exige un espíritu y una convicción que es el alma de Europa; “Los Almallos”, sin ir más lejos.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Miles Davis


Acaba de aparecer en español “Miles Davis. Quincy Troupe”, la autobiografía del gran jazzman de reciente fallecimiento. Inmediatamente me fui a sus últimas páginas para constatar si mencionaba Oviedo. Por desgracia, no le pareció reseñable el Campoamor. Resultó un momento estelar del Coliseo. Destacaría, por mi parte, la benemérita audacia de Covadonga Bertrand, Luis Manjarrés, Aurora Puente, J. Vega…para que un artista de esa talla pisara nuestro escenario. Nos apoyamos también en entusiastas aficionados entre los que me viene la figura del médico Luis Amor, él mismo de un cierto aire a Cugat, de Luis Serrano, que tenía pub entrañable en el Parque de Invierno, y de Don Kemontha.

Miles con sus pequeños pasos que te transportaba por la magia de su trompeta hasta perderse en la penumbra, al otro lado de la caja de música. Un fenómeno. La misma semana pasaron B.B. King y Chick Corea. ¿Quién da más? Manuel Vicent, sobrecogido por el mito, rememora cómo lo topó en un ascensor angosto del Hotel Lousiane del Quartier Latin. La gran dieta cultural que tienes en una ciudad tan europea- diría mejor, en la metrópoli de la Asturias central-, es que salen entendidos de verdad a todos los géneros. Asisto a la temporada de ópera de Estrasburgo, urbe de 400.000 habitantes, sede de instituciones comunitarias y atlánticas, y puedo certificar que está muy por detrás de lo logrado en Oviedo con milagro operístico desde los años cuarenta. Y no son solo esos varios públicos que pueden llenar ahora cinco sesiones del mismo título, es que cuando probamos con los conciertos, tras la estela de la Filarmónica y del támden Casares-Iberni, o con la popularización de la OSPA (¡cuánto siento la marcha de Max Valdés!) o con el jazz, ya estábamos desbordados por un respetable que resurgiría si se le diera otra oportunidad.

Miles es todo sinceridad, también como escritor, abordando su arte, sus críticas al racismo, el reconocimiento de su misma inestabilidad emocional, su desorden, su lenguaje…

Genio Miles Davis, que evoco mientras compruebo que él, sin que por otra parte quepa extrañar, se olvidó pronto de nosotros. No obstante, mal recuerdo que el poeta Luis Cernuda atribuye a las viejas trompetas la cualidad de permanecer junto a las perlas en el fondo marino.

Quizá no en la mar, pero sí en una nueva remodelación del Teatro Campoamor apareciese el vestigio remoto de una pieza con la que se interpretaba “Blue in green”. Todos los grandes teatros conservan su fantasma y su leyenda. En aquella penumbra de paso quedo tuvo que producirse conexión imperecedera con tecla o válvula de futuro. Y es que Miles no se ha podido morir todavía; al menos del todo.

sábado, 22 de agosto de 2009

Visitante americano


Mi amigo el abogado Hayes Kavanagh me visitó en las riberas del Eo. Hayes no solo tiene firma y estudio de prestigio en Madison Avenue, corazón de la abogacía global, sino que, como tantos admirables humanistas americanos, que vuelven a renacer, es jazzman, virtuoso del contrabajo, de varios álbumes. Trabajamos juntos hace tiempo y, pese a mi retirada profesional, he seguido gastando amistad. Además, este gesto de mucho rodeo para saludarme se agradece. Porque es de sumo interés, como diputado, el contacto con los cambios de Estados Unidos. También es habitual mi trato con José Díaz, de la hermana Tampa, entrañable republicano. En el origen de mi declarada simpatía por Obama, ya de febrero de 2007, mi colega de Nueva York se mantenía más partidario de Al Gore pero siempre en la necesidad del cambio profundo. Hayes ha asistido al desastre financiero, a un pie de la quiebra, que en su Manhattam se ha vivido como en parte alguna. Mi amigo es muy prudente pero ve signos de optimismo moderado. Le preocupa, no obstante, la errática inserción de China que invade mercados sin ofrecer todavía sus grandes consumidores. Conocedor de España, le inquieta, como a todos, la particular crisis en la construcción, de la que hablamos ante un chalet ilegal, cuyo derribo tarda por la apatía administrativa que corroe la aplicación del Derecho. El desastre del urbanismo costero resulta incomprensible para mis colegas legisladores europeos que ya se han quejado, y hasta con demasía. Jonás Fernández, otro amigo clarividente que me visitó, especula con otro importante aspecto, los tipos de interés, si se confirma una salida desigual de la crisis, descontado que el tradicional eje francoalemán está mucho más próximo que Nos a la cúspide del Banco Central Europeo. Cuidado sumo ha de tenerse, en cualquier caso, con el excesivo endeudamiento que para mí es pecado abominable del que huí siempre en mi práctica política.

Cabe también plantearse una cuestión nada fácil de comprender. ¿Por qué en USA se opta por el intervencionismo público con la simultánea variable social mientras en la UE han triunfado en los comicios del 7 de junio partidos que defendían a Bush, la guerra, el ultraliberalismo y el nacionalismo? El paralelismo con lo sucedido en la gran depresión de 1929 es demasiado evidente. En América, frente a la pauperización de masas surgió el gran Franklin D. Roosevelt, mientras, en Europa, nacían los fascismos alemán, italiano, español y, en Oriente, el expansionismo nipón, que dividieron el mundo con el belicismo y luego la guerra.

No deja, tampoco, de llamar la atención cómo Obama se ha interesado por el AVE español, la cobertura universal sanitaria de la Seguridad Social, los controles y provisiones bancarios, las experiencias de energía eólica e, incluso, el invento hispanoturco de la Alianza de Civilizaciones. Magdalena Álvarez, compañera ahora en las lides del Parlamento Europeo, estuvo en los primeros contactos de la Administración Obama -y curiosamente también con los rusos- interesados todos en el funcionamiento de grandes retos que pueden coadyuvar a la salud económica global. Hace ya mucho que otro gran amigo, el asturfrancés Manuel Díaz Ron, me dijo -y publiqué- que la puesta en marcha de las empresas para sostener el medioambiente salvaría la crisis de actividad que se avecinaba. Lo curioso es que muchos hablaron y pocos -o ninguno- fueron escuchados, en la tuerca del tiempo. Veremos lo que sucede en la rentrée septembrina pues el mundo, en el susurro de Galileo, «¡y sin embargo, se mueve!

sábado, 15 de agosto de 2009

Luis Cernuda y Dámaso Alonso separados por el Eo




Mis amigos Xavier F Coronado y Luis López ya han adelantado que el personaje “Demetrio V.” que aparece críticamente tratado en “En la costa de Santiniebla” de Luis Cernuda sería Dámaso Alonso. Formaban, Cernuda y Alonso, parte nuclear de la generación poética del 27, que, en general, estuvo constituida de amigos a los que unía la soldadura del entusiasmo hacia Don Luis de Góngora y Argote. Fernández Coronado, en un artículo de 2002, pormenoriza que los dos escritores citados coincidieron en el Castropol de 1935; el sevillano en el Hotel Guerra, hoy desaparecido en la cuesta que entra en el pueblo, y el que fuera luego Director de la Real Academia, en “La Argentina”, que estaba donde se sitúa ahora la carretera general, entre el “Hotel Peñamar” y los restaurantes “Casa Vicente” y “Peñamar”. Los dos poetas gastaron mucha amistad con el ilustre castropolense Vicente Loriente pero no fueron amigos entre sí. Cernuda describe a su Demetrio, como “amable e inofensivo a primera vista del que sólo se descubría su verdadera personalidad cuando comenzaba a hablar”; “su inusitada presencia, en Santiniebla (Castropol) tranquilizaba e inquietaba a la vez”. La enemistad entre Cernuda y Dámaso, excepción que confirma la regla de su grupo generacional, está tratada con amplitud por Francisco Ruiz Noguera en “Ínsula” de Febrero de 1991 que, sin embargo, no menciona la hipotética identidad de Demetrio V. ni la coincidencia en Castropol. Siguiendo a este estudioso, Cernuda alude, en sus cartas y poemas, sin citar el nombre, a Dámaso, al que llama Alonso el Desamado, “sapo”, “roedor”, “gusano”, cuyos escritos “ni como regalo deseo recibir”, de “vaciedad común” que “cometió la suprema blasfemia de poner al alcance de sus congéneres (las bestias) el poema Las soledades”. Nada comparable a lo que le ninguneó, muy al principio, el autor de “Los hijos de la ira”, tachándolo de joven, aislado en Sevilla e inmaduro, que Cernuda jamás perdonó. Históricamente Alonso estuvo vinculado por familia y residencia a Ribadeo, mientras Cernuda nos ha legado unas impagables imágenes asturianas de la ría. La diferencia entre las dos márgenes se hace notable al creador de Santiniebla: “Galicia, tierra vecina y extraña”.

Se me antoja que el próximo 27 de agosto, Dámaso y Luis, se reencuentren en la ría. Con la puesta de sol hay quien anuncia que surgirá entonces doble luna, como si la tierra homenajeara, proyectando una réplica insólita, el cuarenta aniversario de la llegada del ser humano a los mares astrales. Hay el natural eco legendario y amplificador de todo lo que se difunde por internet. Las dos lunas, pienso, habrían de mezclarse, con sus reflejos y rieles aparcados, mármol gris, nácar, espejo brillante, en la casi quieta lámina del Eo, donde ya apenas tiembla el Puente de los Santos al paso de camiones. Dos cumbres de la poesía contemporánea pueden, pues, reaparecer, fantásticamente representados, de rigurosa etiqueta, como cuando se sintieron impresionados por este lugar, frontera, para Cernuda, del Paraíso. “Sí, son fantasmas. Fantasmas: polvo y aire”, escribió Dámaso de sus difuntos. También: “un órgano infinito de astros mudos”.

Las dos lunas, si el visillo de nubes, en posición descorrido, concede tregua, no solo sería un efecto óptico más sino toda una maravillosa confusión. Una, la luna verdadera, de tantos poemas, la otra, simplemente Marte, que, dicen, ha de ser el nuevo objetivo de conquista, sueño y epopeya. El pasado y el futuro; ninguno -o ninguna-, virtual. En Orihuela, han organizado, y parece que conseguido, que la próxima expedición lleve “Perito en lunas” de Miguel Hernández al suelo del satélite, cuando quizá fuese mejor a Marte, la luna siguiente.

“Todo esto que veo lo contemplo como si fueran visiones de trasmundo” le dice Cernuda a Demetrio V. Ese pensamiento ultraísta puede sobrevenir a cualquiera contemplando el firmamento al anochecer del último jueves de agosto 2009, ¿por qué no al mismo fantasma de Luis Cernuda junto, de nuevo, al de Dámaso Alonso, con “el ademán de desafío” que menciona en “En la costa de Santiniebla”?

También hay quien sostiene que la apariencia lunar de Marte, más cerca que nunca, será, no obstante, muy pequeñita, incapaz de engañarnos. Cernuda ya nos rompe por adelantado la esperanza al término de su poesía “Noche de luna”: “Definitivamente frente a frente//El silencio de un mundo que ha sido//Y la pura belleza tranquila de la nada” La luna seguiría siendo, como titulaba Pedro de Silva, “instrumento de trabajo”, pero, sin competencia marciana, la ría del Eo no unirá jamás las poesías de Cernuda y Alonso, condenadas de origen al desafecto, sin Góngora que valga, entre las nieblas de Santiniebla.

lunes, 10 de agosto de 2009

Día de Europa en la Feria



De primeras tuvimos un emotivo izado de banderas con el himno de Europa musicado por gaitas asturianas. Luego, con presencia de varios embajadores comunitarios, mantuvimos un amplio coloquio sobre el momento europeo, con intervención como ponentes de Salvador Garriga, Laura González, antigua europarlamentaria, y yo mismo. Resultó para mí de gran interés escuchar a J. M. Calvo, de la Unión de Campesinos Asturianos, siempre muy preocupado por las directivas comunitarias, en las que a partir del Tratado de Lisboa, si pasa el referéndum irlandés, habrá en materia agrícola codecisión del Parlamento europeo. También se habló del control parlamentario de la Comisión; del intergrupo parlamentario urbano, en el que Gijón tiene una presencia activa ejemplar; de la influencia de la extrema derecha y de los euroescépticos; y, naturalmente, de El Musel, cuyos fondos comprometidos deben desbloquearse.

Para mí fue una experiencia impagable contactar ampliamente con la empresa Temper (Adriano Mones, Germán Álvarez...), Prodintec (Jesús Fernández García), IDEPA (Víctor Marroquín) y el Ayuntamiento de Gijón (José María Pérez), que me mostraron el esfuerzo empresarial privado y la colaboración pública en el desarrollo del Cardylet, la primera aportación para la recarga de vehículos eléctricos. Todos estamos convencidos de que ambiental y energéticamente el vehículo eléctrico es el futuro casi inmediato, pero que antes, o simultáneamente, ha de solucionarse el problema de la carga de baterías. Mis interlocutores trabajan dentro del consorcio Living Car, con laboratorio viviente del vehículo eléctrico, el propio Cardylet, primer producto resultante, y otras iniciativas que se emprenden.

Para un diputado europeo asturiano es un motivo de orgullo que todas estas iniciativas se tomen en Asturias, por empresas y ayuntamientos asturianos. Yo ya me he apuntado al coche eléctrico, que espero me sirvan en 2011, en que llegarán masivamente al mercado español, pero efectivamente mis amigos han puesto el dedo en un nicho de negocio y de actividad de gran trascendencia social, muy valorada en Europa.

Espero, como digo, tener pronto mi propio coche eléctrico, pero sería un absurdo que no haya dónde cargarlo en una ciudad moderna como Oviedo, mientras que en Gijón ya hay quince puntos previstos que se están ejecutando.