"Da geh' ich zu Maxim" ("Me encontraréis en el Maxim's")
Lehár, Franz, LA VIUDA ALEGRE.
"Da geh' ich zu Maxim" ("Me encontraréis en el Maxim's")
Lehár, Franz, LA VIUDA ALEGRE.
PERO...
Son actualidad la vulneración de Derechos Humanos en Bielorrusia que duelen como la farsa electoral venezolana. Estoy comprometido con los Derechos Humanos, desde primeros pasos en Uruguay, Cuba, Marruecos, Chile, USA, RDA, Timor, Sahara… o este solar astur. También estuvieron, en mi modesta praxis, antiguas colonias que cayeron en Estados fallidos.
Me presta que mi antiguo Parlamento conceda el Premio Shajarov a la heroica oposición bielorrusa. En 2013, escribí desde el piso onceno del PE, a Aleksandr Lukashenko:
“Por la prestigiosa Amnistía Internacional constato la triste realidad que Bielorrusia es el único país europeo, que no de UE, en mantener en su legislación la pena de muerte. Como soy titular de la Comisión de Relaciones entre la UE y su país, y pese a que se trata de una Comisión inactiva, me da ocasión de protestar ante su Excelencia y comunicar al Presidente del Parlamento Europeo mi voluntad de cesar en esa representación. Es un mero gesto simbólico, pero oportunidad, Excelencia, para recabar la reflexión de su gobierno sobre la actitud antidemocrática que les caracteriza. La UE acaba de obtener el Premio Nobel de La Paz y mucho celebraría que, algún día, ustedes respetasen los Derechos Humanos, empezando por el derecho a la vida que ustedes niegan. Atentamente”
Entra el invierno con una sorprendente imagen desde el despacho. Mientras atardece y espero las habituales manadas de pájaros, encima del Campo y del Naranco, sin que les alcancen las madrugadoras luces del Centro Asturiano, hay unas alargadas lonchas de nubes rosáceas por un sol que debe estar del otro lado del monte totémico. Cómo puedo lograr tal variedad cromática para mis ojos, desde el verde y marrón arbóreo hasta el cielo multicolor y los focos amarillentos que pizcan la bajura y la media ladera.
A mi puerta tengo HAY GAS, delicioso letrerito que presta en el mismo sitio de principios del XX.
Hay gas, pero no GAS CIUDAD sino de subsuelo argelino. Antes provenía mágicamente de hermoso azulino, logo borgeano, frente a la Muralla medieval. Torrente Ballester vio las zanjas de la ciudad para ese suministro hogaño terminado.
En mis primeros días municipales recibí a Julián Angulo y Javier Mesones que ultimaban encargo de mis predecesores para PLAN DE ORDENACIÓN. Además, Angulo deslizó ESTUDIO DE DETALLE PARA FÁBRICA DEL GAS. No comprendí que el equipo aprovechara para otro documento menor. A Javier lo conocí entonces, pero no a su socio. Habían pasado más de veinte cuando almorzamos en casa con un tal Julián, Delegado de Vivienda. Mi progenitor, obsesionado por Ventanielles y las insistencias del párroco don Hermógenes, pensé solventaría problemas vecinales o del Palacio de Deportes que faltaba. Me confundí, no hablamos del emblemático barrio ni del laureado Sánchez del Río, enemigo de las columnas como Niemeyer lo fue del ángulo recto, sino que la conversación discurriría por derroteros fantasmales para unir Oviedo, Gijón y Avilés, incluido ramal a Mieres/Lena, pues se temía programación insuficiente. El espectro Y me produjo sueño permanente. Por cierto, el gran Sánchez del Río blasonaba origen con divisa entre humorística y fanfarrona: ¡HARO, PARÍS y LONDRES!
El todavía Presidente Trump, fiel a sus demenciales posicionamientos, termina su mandato, aunque no acepte su estrepitosa derrota electoral por más de ocho millones de votos, reconociendo una soberanía contraria al Derecho Internacional de Marruecos sobre el Sahara Occidental. De la misma forma que ataca a la OMS o a la UNESCO, el siniestro ultra derechista TRUMP niega a la ONU y al Tribunal Internacional de Justicia de la Haya que a sus veces niegan soberanía alguna marroquí en su invasión ilegal del territorio saharaui.
Espero llegue pronto el 20 de enero y el periodo Donald Trump pase a ser un mero lamentable borrón en la historia democrática de USA.
Mucho me duele la falta de Derechos Humanos que padece Venezuela.
Su convocatoria electoral tiene todos los componentes de una triste farsa.
Espero que un país hermano y tan querido logre la DEMOCRACIA
Guardo a Conan Doyle en azotea del cerebro. Lo hice en mi única visita a LA LABORAL DE ARTE. Para sorpresa, un curioso artefacto reproducía sonidos de las pisadas en la Facultad conocida como MILÁN, por el Regimiento que albergó. El artilugio era abracadabrante aproximación a “Arte Industrial “. ”23 pasos de Baker Street” se fabulaba en torno a Sherlock Holmes, pipa, gorra, paraguas, gabán...
Años antes, contemplé Cabueñes, desocupado de chorradas, desde la Torre de la Laboral auténtica. Era yo Consejero de Educación y Cultura y acompañaba al Rector LÓPEZ CUESTA en panorámica por la que Julio Paquet, singular prócer gijonés, quería convencer a Teo, TEODORO, de la idoneidad de Viesques para Campus. Como a los pies se extendía la LABORAL, pelotazo de Girón de Velasco, pregunté con fingida ingenuidad si no sería mejor reconvertir el sensacional cascarón para UNIVERSIDAD de OVIEDO, cuyo valdesano nombre, por cierto, el bueno de Paquet quería denodadamente mantener. “Elemental, Watson/Paquet”, musitó el cordial rector mientras, habitual en el esquí de Pajares y Courchevel, nos evitaba vértigos de altura.
La vinculación de OVIEDO al Camino de Santiago parece evidente pues el Camino empieza en EL SALVADOR con Alfonso II, rey alcalde, como primer peregrino. La documentación probatoria es demasiado evidente pero no puedo dejar de recordar al balesquido Alberto Polledo.
Iniciado EL CAMINO, por incomodidad andarina y supuestas inseguridades, cuajó el impropiamente llamado Camino francés que desde el carolingio RONCESVALLES pasaba por León, pero los mismos galos mapearon enseguida retoque, redundancias traductoras aparte, con el famoso “Quien visita Santiago y no el Salvador, visita al criado y no al Señor”. Hubo leyendas varias tal Bernardo del Carpio, de genes ovetenses y saldañeses y espadón en espiral carolingio/anticarolingio... ¿Por qué no asumir el ingenio de Graciano García llamando “Camino de los poetas” al paso astur, compostelano o carolingio? Los suelos circulares de la rotonda, de la entrada en cuesta y otros pavimentos podrían convertir sus baldosas en estrofas poéticas. Pisadas; besadas piedras dirían Enrique Álvarez Areces y el gran Borges.
“Estornino vuelve” Masip, Aida, SOMOS LUZ
“Y se quedarán los pájaros cantando” Jiménez, Juan Ramón, POEMAS AGRESTES.
Hace años, Santiago Rodríguez Vega, buen alcalde de Avilés, tras el carismático Manuel Ponga, lamentaba desaparición de pájaros en el contaminado Valliniello, de donde él procedía. Allí mismo, Frígilis y Quintanar, personajes de Leopoldo Alas, cazaban madrugones estorninos. La preocupación aérea, que me llevó a un bando incomprendido por Comisiones Obreras, no era frecuente, aunque hoy es requerida por los vecinos sensibles.
No por limpieza atmosférica, sino por lluvia excremental, los pájaros fueron expulsados. Un personaje de García Márquez se despierta de sueño por cagadas aéreas de pájaros. Ignoro quién lleva razón en semejante medida, pero muestro contento contemplando bandas que rachean el San Francisco, luz otoñal, árboles deshojándose y fondo Naranco en ribetes rosáceos. Picasso en Montmartre no tuvo su color rosa circense comparable al fugaz vespertino remansado, antes de la oscurecida, en nuestro Ángel González.
Como retirado, que no jubilado, paso con frecuencia por el estúpidamente remozado Fontán familiarizándome con las verduras saludables. Crudas o en agua caliente.
Por temporada o producción, las zanahorias del Fontán no están al alza. Coincide que Carlos Suárez, gran científico, menta TRUMP como la bestia de pelo zanahoria. En tiempo europarlamentario me correspondió observar elecciones en Colombia donde un par de colegas lituanos me pidieron visitara a candidato oriundo de su país. El encuentro fue grato y hasta divertido pues la simbología (amuletos, llaveros, cartelería…) desarrollaba esotéricamente la Zanahoria, incluso sus dirigentes eran pelirrojos.
A mi ingenua pregunta arguyeron virtudes de la peculiar legumbre puntiaguda.
TRUMP no sabe perder, quebrantando así las dos primeras reglas que comparten el Tenis y la Democracia consolidada: primera, saber perder; segunda, saber ganar… Trump, tal dicho popular castellano, no quiere irse ni con agua caliente; tampoco su zanahoria, inflada al secador peluquero.
El cocimiento más intragable que puro.
El fallecimiento de Javier Artabe toca profundamente el almario de mi adolescencia y nuestra posterior amistad.
Jugaba de interior con el número 10 a su espalda en una posición que todavía no se llamaba “en punta” hasta que Puskas y algún otro empezaron a señorear nuevo espacio en el rectángulo. Se ha mentado mucho su hambre de gol, pero yo le recuerdo más con su larga y elegante zancada, embadurnado el pantalón blanco en encharcado barro del que Iguarán o Paquito, y a veces Toni, Manolón Álvarez, Marigil, Alarcón, Laurín… habían conseguido sacar la pelota, generando un peligro que dio dianas gloriosas. El mérito del ascenso no lo quitó la compra del partido al Rayo pues fue temporada meritoria en conjunto. Los diversos entrenadores (Balmanyá, Pasarín, Toba, Picabea, Barinaga, Argila…) antes de videos y pizarras, encontraron sitio ideal a nuestro más carismático atleta, como usa los bandos de Tierno Galván. Para nosotros era simple delantero, ¡pero qué delantero! Delantero y ¡la diligencia completa! que cantarían Dickens, Clarín, Galdós, Ford…A su lado, nos sobraban torpezas en Massey, genio pronto lesionado, Aloy, empeño de Balmanyá, o Jorge Lino Romero, que tuvo, no obstante, acosadoras jugadas de fábula.
Javier era vasco y ejercía con dignidad, como lo hicieron Lángara, Irureta e Iguarán en momentos en que hubo popular enemistad a todo lo euskaldún. Su establecimiento, en calle característica, y su anclaje familiar, fundieron su personalidad definitivamente a Oviedo.
Llevaba el 10, que lo fue en Deporte y Vida.
Hace tiempo lamenté que un industrial se sumara a una manifestación de JUNTS pel SÍ, encontrada en el barcelonés Paseo de Gracia. Si él negaba España, yo, modesto donante de Desayunos Solidarios, remplazaría sus productos.
Ahora un buen amigo, gran artista, al secundarme contra el uso de UVIÉU que, como caballo de Troya, utiliza provocativamente la imagen corporativa de FCC, me advierte el error de atribuirlo a Esther Koplowitz, pues el accionista de referencia es Slim, al que, en consecuencia, he enviado misiva.
Esos vehículos de FCC, previstos para limpiar, manchan con su grafismo.
En tiempo de Alcalde supe cómo FCC, en siglas anteriores, muy familiarizadas con la ciudad, hinchaba facturación en saneamiento de VILLAPERI. Un honorable técnico del grupo empresarial me lo mostró respondiendo por mi parte de forma radical. Confirmé de aquella que concesionarias de servicios corrompían en toda la Piel de Toro.
El buen empresario, al que acepté reconciliación, evitó apoyo separatista; Slim espero actúe, con el sigilo que estime, contra alteración toponímica.
Hace días llamé la atención a un madrileño que arrojaba al suelo colilla cigarra. Era en la terraza de RIVOLI, que, sin terco orbayu, es confortable espacio, ganado al antiguo jardín de Tartiere. En Singapur le sancionarían sin más.
Rodrigo Grossi, que seguramente fue mejor concejal de Oviedo que Alcalde de Llanes o Subjefe Provincial del retrógrado Movimiento, estaba muy empeñado en que perros y humanos no ensuciaran. Me sirvió de silente aliado para calidad cívica en la oposición democrática a mi alcaldía. No fue el único pues Rogelio Fuego, Pedro Amandi, Jesús Zarracina, García Arias, Mori, Bango, Landeta, Llano, Ovidio Sánchez, Eduardo González, Ignacio…, Tere Corominas, incluso en Pumarín, Polanco, me ofrecieron inestimables colaboraciones a diverso nivel en un gobierno de la ciudad que les necesitaba.
Bien recuerdo el encomiable esfuerzo de Ignacio, Tito, Sánchez de Posada por reducir excrementos caninos, y a Alberto Hinojal por las pilas inservibles, en tiempos en que se daba escaso valor al mediambientalismo. Tito, cardiólogo vocacional, es el gran impulsor de la mal llamada, aunque mantiene popular nombre exitoso, PISTA FINLANDESA.
El BANDO pionero por la pureza del aire mereció fuerte y extraña contrariedad sindical.
Al estar muy viajado me tocó constatar la lucha primigenia al tabaquismo en algunos estados americanos y las restricciones de aerolíneas. En la alcaldía NYC de Rudolf Giuliani se llegó a valorar la prohibición en las calles de Manhattan, donde los empleados salían de los rascacielos para unas caladas adictivas. En el neoyorkino LA GUARDIA pude ver cómo llamaban al orden a un compañero abogado que, fumando en lugar autorizado, su humo traspasaba línea convencional. En la City londinense fui testigo, frente a la estatua del gran fumador Churchill, que saca Pepe Monteserín en CON MUCHO BUSTO, por indebidas humaredas. También estuve en el inicio de las prohibiciones italianas coincidiendo con la celebración de las “noches blancas romanas”.
El humo, cancerígeno, transmisor viral, … ¡sucio!.
Mi mujer y yo pensábamos que cuando la norma llegase a España habría incumplimientos por doquier en lo que erramos afortunadamente. Nuestro pueblo ha adquirido serena madurez tal constatamos en Asturias con el Covid, ante el que, Barbón dixit, no hay que bajar la guardia, por más que sea expresión nacida en mi denostado, antipedagógico, antihigiénico y antideportivo, boxeo. Rubén Suárez, que tristemente acaba de fallecer, me dijo en noche de tardofranquismo, en las dependencias de cierre de este periódico, contra pronóstico entonces generalizado:” El cambio democrático será sin trauma”.
Paco Ignacio Taibo II narra en delicioso libro (“La Libertad, La Bicicleta”) cómo su padre recogía puntas de tabaco que refumaba su abuelo en prisión.
Libremos las calles de colillas, como ya se hace por convicción de escupitajos y, casi, aunque no del todo, de restos animalarios.
El buen recibimiento a madrileños incluye exigencias del Paraíso Natural y la Señora Pandemia.
Mi gran amigo Ángel Alda, medio madrileño, ribadense en su otra mitad, ha presentado, en GRÁFICAS SANTIAGO, Diario de un confinado en Olavide. (Ediciones Decordel).
Me arrebata el movimiento milenarista, TREGUA DE DIOS, que Ángel rescata. Las pandemias han sido varias, pero no tanto la voluntad de tregua. Los orientales filosofan sobre sucedidos desconocidos por estos lares; Coubertin insistía en la tregua olímpica y Jaurès, con calle en todas las ciudades francesas, falleció víctima del intento. Cuando despedimos a Manolo DÍAZ, en la iglesia de Chaillot, donde se bautizó el singular ovetense Valero de Urría, el ministro centrista Borloo aseguró, que el convencido posbélico escogió para morirse el aniversario del armisticio.
Tolstoi y Unamuno describen guerras, napoleónicas o carlistas, buscando PAZ del adagio latino. Jünger, no menos admirado, se apasiona, a sensu contrario, por la Guerra misma.
En ocasiones que el Parlamento Europeo me mandató a Madrid, me asusté, pese mi veteranía política, constatando cómo sus señorías se despedazaban inmisericordes. Ya la almeriense Mabel Salinas me había advertido que es buen diputado español el ingenioso que se enfrenta, cuando en UE se busca consenso.
Aplaudo a Alda desde mi envés del río/ría.
El futbol, deporte rey, granó con primer punterazo a meta vacía en Río Tinto. En Vetusta había sido cosa krausista con el Sporting de Oviedo y sus gentlemen posando en calzón corto, cuclillas, atildados mostachos, pasivos brazos cruzados... La segunda edición de La Regenta corrige errata empleando sport, generalista anglicismo. El balompié destinado pronto a masas, que tardaron en asimilar reglas difíciles de arbitrar, alcanzó cénit en frase legionaria,” ¡A mí Sabino, que los arrollo!
En Asturias, el Sabino por excelencia, pertenecía a exquisitez de la milicia, LA INTERVENCIÓN, que disgustaba a José Larraz, el mejor ministro del régimen, partidario hasta el harakiri de la CAJA ÚNICA DEL ESTADO. Luego, el general carbayón pasó a CASA REAL. No era silente en absoluto pero se fue sin estampar Memorias, “lo que interesa no debo escribirlo…”. Es uno de los ovetenses más preclaros que me fue dado conocer, incluso diría de todos los tiempos, en cuya ancha nómina figuran, entre otros, Feijoo, Casal, Uría, Ayala, Canella, los Alas, los Adolfos clarinianos, Luis Fernández, los tres Buylla Godino, Velasquita Giráldez, Paco Tuero, Jove, Puri Tomás, Bousoño, Sara Suárez, Paulino Vicente, Silvio Itálico, Valero de Urría, Alonso Quintanilla, Alfredo Martínez y descendientes, Luisón San Miguel, Juan CUETO, Teodomiro Menéndez, Ángel González, Ignacio Quintana, Alarcos, Luis Arce, Dolores Medio, Tolivar, Gamoneda, Emilio Vigil, Miaja, Benito, Víctor Botas…sean o no de mis amplias temporalidad o ideología. No le hace justicia el busto de un buen artista, fuera de escala, esquina a Toreno, donde vivió. Queda mejor perpetuado en CALLE FERNÁNDEZ CAMPO al norte de la ciudad, en que conviven modernidades del riojano Sánchez del Río y otros vanguardismos con elegancias del Medioevo.
Fui solo uno en oírle, entre muchos. Ha dejado familia, ponderada y culta, pero no debo callar su desazón con cuestiones que le costarían el puesto. No me refiero al cualificado testimonio del 23-F y el famoso aforismo “ni está ni se le espera” contra íntimo compañero del arma artillera; la Historia completará relato tal Javier Cercas, en otro tercio del ruedo ibérico, ennobleciendo la Literatura. Pocos escritores han decidido aún digerir acontecimientos sistematizando periodismo, primer borrador de la Historia, Preston dixit.
Sabino estaba muy preocupado por unos papeles regios, escapados a estricto control, y que un embajador de España había visto circular en Golfo Pérsico. La respuesta de Palacio le intranquilizaría más,” Los llevó PRADO y COLÓN de CARVAJAL”. Probablemente colmó la proverbial paciencia sabiniana que esos mismos días le sugiriesen invitar a Javier de la Rosa en El BODEGÓN, restaurante entonces de Plácido Arango, de lo que el ovetense dedujo que se le utilizaba ante otros comensales.
Sé poco más, pero me consta que le preocupaban relaciones que hoy alarman a todos y que la corrupción le producía “asco”; a veces usaba el bien expresivo “asquito”, diminutivo a modo de despectivo superlativo. No arrolló, su carácter y servicio al Estado eran de otras coordenadas, ante las que me descubro.
Es punterazo al aire, pues la meta está guardada, o debería, por la exitosa Constitución.
¿HAY ALUMINIO EN EUROPA?
Un gran poeta que conocí añoraba su “arboleda perdida”; la mía, francisca, sigue ahí, pese a la amenaza de restaurante, frente a mí, pero la que tuve, nostalgia e intermitencia estival, entre Salinas y San Juan, se destruyó en hormigón, el primer tramo que lamenta Santiago Blanco en EL INMENSO PLACER DE MATAR A UN GENDARME y el segundo en quema por partículas de aluminio de la antigua ENASA, según me dijeron, pues solo constaté resultado sobre lecho de duna, a la que la fuerza del recuerdo me impide ahora volver de vieyu.
El aluminio debió ser así injustamente depredador y soy, humano, Fernando Díaz Platja dixit, de naturaleza vengativa que no quita reconocer la dieta de progreso que nos hemos dado. Ocurre, sin embargo, que el aluminio cotiza a la baja en la londinense bolsa de metales y que está, desde ha mucho, en lacerante crisis laboral en Galicia y Asturias, mejor escribir Suroeste de Europa. Los trabajadores se mueven y bien se aprecia, aunque mucho me intranquilizan sus perspectivas de futuro. Hay quien con la mejor buena fe me menta la sacrosanta globalización, sin convencerme en absoluto. Admito a efectos dialécticos que hay una desmedida oferta mundial, los datos son indiscutibles, pero, en mi caso, será porque no terminé carrera de economista o porque, antes de la pandemia, que trato de evitar, inoculé el virus europeísta, creo a pies juntillas que si Europa necesita aluminio debería satisfacerse en preferencia con el propio. En absoluto sería negarse a que desembarquen envíos foráneos, siempre a partir del excedente del autoconsumo; también sé que en Noruega los salarios alumínicos son más altos y que la cantinela de los costes electrointensivos, frente al dumping allende de las fronteras de la UE, ya se barajaba en mi tiempo bruselense y no deberían ser anticompetitivos a estas alturas de la película. Sería, en cualquier caso, bueno dilucidar el hipotético fraude ya en vía criminal y los demás posibles delitos e irregularidades conexos.
Sé, en definitiva que hay aluminio, tradición, incluso historia de luces y brumas, por lo que ha de contar entre los proyectos imprescindibles de la reconstrucción económica europea, evitando la deslocalización de un mineral de tanto valor añadido del que dependen cientos de familias. Sin embargo, algo debe fallar, ¿será que en Oviedo/Santiago, Madrid, Brubru…se ha dejado escapar el empresariado de calidad que veía, o eso parecía, el nicho con las correcciones actualizadas de la un tanto obsoleta mano invisible?
LA REPÚBLICA DE LA REPUTACIÓN
Conocí a Pau Solamilla en los pasillos bruselenses, siguiendo, o mejor cerrando, el paso carismático de otro catalán de primera, Raimon Obiols, lo que no es poco en esta época de tontuna e insolidaridades nacionaliegas. Ahora me topo en el escaparate de mi librería de cabecera con su libro LA REPÚBLICA DE LA REPUTACIÓN, que ayuda a despejar el complejo momento que nos toca vivir, “no apto para cardiacos”, como decían los futboleros en los partidos decisivos.
La REPUTACIÓN… Palabra mayor en la que estamos inmersos a contrapié en todos los niveles, con luz comunitaria por suerte al final del túnel, que no es de Sábato ni de Solanilla, sino del mayor reto de cohesión económica desde el esplendoroso acceso español de 1986.
Hubo un tiempo en que la tal reputación venía en puro automatismo, con el poder que caía de lo más alto o, muy luego, subía en la espuma plebiscitaria o popular, sin discusiones dispersoras; ahora la cosa es más compleja y se precisan expertos del talante aportador de Pau. Mucho me prestan también las opiniones de técnicos próximos de la calidad de Pedro Cervilla y Pablo López Álvarez sobre la senda comunitaria a seguir.
La reputación patria, plagada, ¡perdón!, de políticos de segunda fila, bastante resentida con los incontrolados rebrotes virales y los devaneos del antiguo ostentador de la más alta magistratura nacional, no es tema menor para estabilidad y futuro, por lo que la contribución de Pau Solanilla es muy bienvenida.
El asturiano Jonás Fernández figura en el top 5 de los eurodiputados más influyentes en políticas económicas, según el ranking hecho público esta semana.
Jonás Fernández aparece concretamente en el tercer puesto, por detrás tan solo de la italiana Irene Tinagli y del alemán Sven Giegold y por delante del belga Johan Van Overtveldt y del francés Younous Omarjee.
El eurodiputado ovetense, economista, afronta su segunda legislatura consecutiva en Bruselas. Pese a ir en un puesto de la lista del PSOE que no estaba considerado de salida, revalidó su acta en Bruselas, donde además de mantener una presencia activa en los debates parlamentarios también ha asumido una amplia labor didáctica para tratar de acercar las instituciones a la sociedad asturiana y a sus electores, dada su profunda vocación europeísta. Antes de presentar su candidatura al Europarlamento trabajó con el exministro Carlos Solchaga.