jueves, 3 de diciembre de 2009

Alarcos / Eternidad en vilo



















Mi difícil bipedestación me ha alejado de las correrías por las habituales librerías. A veces, pese a que también he interiorizado una vacuna contra la perversa pasión del compralibros compulsivo, me regalo alguna intermitente visita a los escaparates y a las estanterías de las últimas novedades. Son instantes maravillosos en los que no logro sino terminar por apesadumbrarme constatando lo mucho y atractivo que se publica y cómo nunca llegaré, en mi voracidad lectora, a estar “à la page”.

La voluntad flaquea, no obstante, y la compra se hace inevitable. Me acaba de resultar irresistible hacerme, en Ojanguren, con algo de Henry James, con un título tan sugerente de mi llorado Julián Gracq (“La literatura como bluff”), con “El guapo…” de Ferlosio, con un reportaje sobre la caída del Muro, con el último número de Clarín, con “las tres vidas de Sthephen Zweig”, con la influencia de Unamuno y Ortega en “las polémicas del franquismo”, con Javier Marías, con “De Collioure a Formenontor”, con “Robet Capa en la guerra mundial”.Por fin, mi vista y mi deseo, que han resistido la última de Muñoz Molina, se paran en “Eternidad en vilo” de Emilio Alarcos. ..

Alarcos… Su nombre y su recuerdo me emocionan siempre. Agradezco ahora que salgan estos estudios sobre poesía, tan bien editados. García Martín y Josefina Martínez han desarrollado un magnífico trabajo recopilador.¡Qué fácil es leer a Emilio escribiendo de cosas importantes, abriéndote los ojos y el pensamiento! Es probablemente el mejor intelectual que ha dado Asturias y que nos fue dado conocer, admirar y querer.¡Qué tipo!.Generoso con su presencia en todas las convocatorias, por modestas que fueran, como resaltan los editores. No puedo dejar de recordar que en una de las penúltimas intervenciones estuvo en la Casa del Pueblo de Oviedo en una velada entrañable.

Me dicen que hace unos días hay quien de nuevo le negó carta de asturianía a Emilio. No les valió con las amenazas que sufrió en los últimos años o con la llamada a su casa nada más fallecer alegrándose sino que siguen en la brecha contra, ya digo, lo mejor que ha tenido Asturias aunque haya nacido en Castilla. Hace pocos días se nos fue Francisco Ayala, amigo riguroso de Alarcos. Aún no han mostrado tampoco público arrepentimiento los que a los gritos de “cabrón y centraliego” tan vergonzosamente boicotearon la histórica conferencia ayalina, en el Paraninfo ovetense.

Ovetense, repito y por cierto ¿con qué nombre retorcido nos designan, esos gamberros, a los naturales de lo que quisieran oficializar como Uviéu”?

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