martes, 28 de abril de 2020

"LA GRIPE ESPAÑOLA" EN ASTURIAS

La gripe española en Asturias

La reacción de la sociedad asturiana ante la epidemia de hace un siglo

28.04.2020 | 00:58
La pandemia de gripe de 1918 se extendió por Asturias en el mes de octubre, con un rebrote en marzo-abril de 1919, y castigó a nuestra región en menor medida que a la mayor parte de España, sobre todo, Madrid que parece que fue, como hoy, el epicentro de aquel terremoto epidémico. Se extendió prácticamente por toda la región, pero fueron los concejos del centro, donde se situaban los tres principales núcleos urbanos asturianos: Oviedo, Gijón y Avilés los más castigados por la epidemia: 640, 307 y 120 fallecidos respectivamente Y en la zona del interior, sin que se sepan muy bien las razones, el concejo en el que tuvo mayor incidencia fue el de Cangas de Narcea, donde fue más duradera y mortífera.
Para Gijón conocemos algunas de las medidas sanitarias y sociales más importantes que se tomaron para tratar de controlar la epidemia. El Ayuntamiento se mantuvo reunido en sesión permanente, se suprimieron los espectáculos públicos y las ferias, se cerraron los cafés y las tabernas a las diez de la noche, como también los centros públicos de enseñanza. Los entierros debían de llevarse a cabo dos o tres horas después de los fallecimientos y sin ningún boato. Se mantuvo una farmacia de guardia permanente las 24 horas.
Se constituyeron además cinco grupos de acción para desinfectar viviendas, llevar a cabo la clausura de las viviendas insalubres, sanear retretes y alcantarillas, limpiar iglesias y calles... Y también se incautaron diez coches para ponerlos a disposición de los médicos, establecer juntas de desinfección en El Musel, Pumarín, La Calzada y en Natahoyo y ampliar los cementerios de Natahoyo, El Sucu y Ceares. Llama la atención en relación con nuestro actual momento epidémico la propuesta de la Alcaldía gijonesa, para cuando el brote amainase, de llevar a cabo la construcción de dos barracones preventivos para el aislamiento temporal de los contagiados supervivientes.
La participación de la sociedad civil gijonesa a través de sus instituciones benéficas, caritativas y culturales en el apoyo a las autoridades en la lucha contra la pandemia fue también la expresión de la profunda solidaridad ciudadana que despertó aquella crisis epidémica.
La epidemia gripal provocó entre la población un verdadero clima de pánico. Como escribía un periodista ovetense, nadie salía de su casa por miedo a contagiarse y los afectados morían por falta de asistencia médica o porque nadie los auxiliaba por temor al contagio, de modo que muchos de ellos no morían realmente a causa de la gripe sino de hambre.
En el concejo de Cangas del Narcea, donde la pandemia tuvo un mayor impacto y duración (duró casi cinco meses y la tasa de mortalidad fue casi tres veces mayor que en el resto de Asturias), el brote inicial parece ser que se produjo entre los moradores del monasterio de Corias que se contagiaron por unos seminaristas provenientes de Palencia. Pronto fueron ochenta los infectados y ocho fallecidos.
Ese avance de la epidemia fue lo que determinó que la Junta Local de Subsistencias tomase la medida de vender a precio de tasa los alimentos sobrantes y así evitar los abusos de esos traficantes sin escrúpulos que no les importan las vidas humanas con tal de sacar cualquier beneficio de la necesidad producida por la desgracia como otra vez estamos comprobando hoy en nuestra trágica situación actual.
La mayor parte de las de las víctimas en Cangas de Narcea fueron miembros de las clases populares, dado que como consecuencia de la epidemia se produjo también una fuerte carestía y escasez de alimentos que afectó a los más pobres dándose casi más muertes por la hambruna derivada de esa situación que por la propia enfermedad, El alcalde llegó a ordenar a la Guardia Civil el registro de los domicilios de los sospechosos de esa prácticas e incautar el trigo, centeno y castañas acaparados.
¿No deberían los poderes públicos en nuestra situación actual actuar de ese modo, controlando el precio de los instrumentos de prevención que son necesarios para la protección sanitaria de nuestros sanitarios, fuerzas armadas y policías y todos aquellos que por necesidad prestan servicios imprescindibles para la comunidad en esta trágica situación o incluso para los ciudadanos en general?
En total, la pandemia de la gripe dejó en Cangas de Narcea tras de sí 700 fallecidos y todo parece indicar que las causas de esa mayor incidencia en relación con lo que ocurrió en la zona central fue la situación de pobreza, hacinamiento y malas condiciones higiénicas en que se vivía en el concejo.
Está claro que, con las diferencias evidentes de los casi doscientos y cien años, respectivamente que separan las pandemias del cólera en el XIX y esta de la gripe "española" en Asturias de la actual que estamos padeciendo, los paralelismos entre las tres son muchos. Las diferencias son, sin duda, las mejores condiciones sanitarias, sociales y económicas con que afrontamos la actual.
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Vicente Sánchez Fernández, Pedro Ignacio Arcos González y otros, "La pandemia de gripe de 1918-1919 en territorio asturiano". Ería, Revista Cuatrimestral de Geografía, n.º 3, 2019.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Medidas bien progresistas ya en aquellos tiempos y en general, similares a las que se toman ahora, que seguro pudieron decidir y ejecutar sin tener enfrente a una inmoral y vergonzosa oposición dedicada noche y dia a insultar y desprestigiar al gobierno y por si fuese poco cargarle los indeseados muertos.M

Anónimo dijo...

La culpa es de todo el mundo excepto del Gobierno por su nefasta gestión contra el coronavirus, ya veo.