MAYORÍA DE EDAD DE JOSÉ MASIP LAMBARRI

Cuanto siento, sentimos, pues incluyo a Eloína y a Aida, no estar celebrando junto a José mi nieto, nuestro nieto, su mayoría de edad. Le hemos felicitado virtualmente pero bien nos hubiera gustado levantar la copita de cava, que no hemos dejado de comprar, representativa de una catalanidad que también está en nuestros orígenes no precisamente lejanos.

José cumple significativos 18 y tiene ante sí un curso crudo con selectividad y decisiones universitarias que condicionarán su vida. Para mayor ambiente difícil está la coña del covit-19. 

Cuando todavía era una esperanza de persona, le dediqué mi segundo libro, DESDE MI VENTANA, que fue presentado, en el Reconquista, por el diplomático Amaro Mesa, Pedro Silva, Aida, su futura tía, y Marco, su padre. No sabíamos cuál iba a ser su nombre ni tan siquiera, creo, si sería varón, por lo que lo dediqué a quien “iba a venir de París”. Cristina su madre lo entendió pues era una frase hecha de nuestro tiempo, e incluso en Cibuyo le contaron a Eloina que a buscar a su hermano, NISIO, le mandaron un taxi a buscar. Pues ¡no todos lo entendieron! resultando que Gustavo Suárez Pertierra, antiguo ministro, que, junto a Sabino Fernández Campo, hizo mi presentación madrileña le intrigaba si me refería a nuestro amigo Manolo Díaz Ron, alcalde adjunto de París.

Aclarado que mi parisino es JOSÉ MASIP LÁMBARRI, su llegada fue, en efecto, esplendorosa. 

Luminoso, como llaman a París, La Ciudad Luz.

Enseguida nos dio muchas satisfacciones y a mí una especial revelándose como autor de un hermosísimo relato. Sus aficiones y sus pasos estudiantiles no van a ir por ese camino, pero espero que la andadura humanística y cultural impregne todo aquello en lo que se comprometa. Sé que será acento de felicidad y libertad a todo lo que se proponga.

FELICIDADES, JOSÉ…