viernes, 15 de noviembre de 2019

EN EL TÚNEL


Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse. Sábato, E. Conferencia de Oviedo.

A Ernesto Sábato lo conocí fugazmente viendo, en su casi ceguera, el escaparate de la librería MARIBEL, en la arcada de Gil de Jaz, o Regente Jaz. Reconocí enseguida sus grandes gafas oscuras y su valimiento de lazarillo. Las vitrinas libreras ovetenses suelen ser imanes a escritores de paso por la ciudad; bien recuerdo a Julián Ayesta y al recién fallecido Gabriel Jackson ante Polledo, a Dolores Medio en Ojanguren, cerca de su casa natal, a Padura y Bousoño en Cervantes, a Raymond Carr, Bioy Casares y Gamoneda, en Santa Teresa, a Manuel Jesús González, Rafael Conte, ambos exquisitos bibliófilos tristemente desaparecidos, y a Benet en Anticuaria Valdés…Luis Martín es librero ágil que expuso de forma destacada EL TÚNEL, el gran pequeño relato del argentino que tanto impresiona. Debió ser el capicúa 2002 cuando Juan Vázquez lo trajo al Paraninfo de la Universidad, donde lo presentó Francisco García Pérez.

Hay, se dice, siempre luz al final de los túneles, pero, al margen de los personajes, la patología y la celotipia de la novela, el resplandor precisa búsqueda, tesón y esperanza.

El 1 de Julio de 1976, a una reunión madrileña de industriales patrios, llegó con leve retraso Fernando Abril Martorell, que estaba al frente de una empresa pública, disculpándose en giro conversacional con palabras mayores, “Ha dimitido Arias Navarro. El rey es un inepto y este país se va a la mierda”. Al poco de su escatológico laconismo pesimista, el mismo Abril era ministro de Agricultura, más luego Vicepresidente del Gobierno y coautor del cauce definitivo para el texto constitucional. Más o menos a la vez, a muchos kilómetros, en un autobús de las afueras de Argel que me conduciría a una reunión convocada por Lelio Basso, senador vitalicio italiano, para fundar una Liga tercermundista, se subió un periodista alemán diciendo que el nuevo Presidente español era Un tal Suárez, no el del relato ovetensista de ese nombre sino Adolfo. A mi lado alguien adelantó de casualidad los titulares de Ricardo de la Cierva para EL PAÍS y CUADERNOS PARA EL DIÁLOGO, “El apagón” y ”Qué error, que inmenso error” que fue contradicho de forma tajante, desde el asiento de atrás del bus argelino, por mi admirado Emilio Menéndez del Valle:”pienso por el contrario que puede resultar la solución luminosa que necesita el túnel de España”.

Han pasado muchos años, Carlos Marx, del que tantos se acordaron para justificar terribles dictaduras, tiene un famoso aforismo con el que comienza “El 18 de Brumario de Luis Bonaparte”, “La historia ocurre dos veces: la primera como gran tragedia y la segunda como miserable farsa”

Estos días, con intervención glosadora del sabio Francisco Crabifosse, Gijón exhibe temporalmente el gran retrato de Goya a Jovellanos, que, desde el meditativo cansancio, sugiere profunda reflexión.

Mucho me recuerdan estos momentos a los que en semejante túnel los españoles encontramos salida al laberinto político y económico, con líderes generosos y clarividentes.”El instante, más oscuro” es el título con que acaba de difundirse una gran película centrada en Churchill-1940 mientras Hitler asediaba.

El Túnel de Sábato y, en general, su obra y actividad últimas son muy recomendables, la transición española, en distinto plano, aún más si cabe, como han evocado Miguel Ángel Aguilar en TRIBUNA/El Club de Prensa y Fernando Jáuregui en el Colegio de Abogados.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh gran Masip, el de prodigiosa memoria, el que, como diría Homero refiriéndose a Zeus, amontona las nubes, pero luego sutilmente las disuelve,

E

Anónimo dijo...

TIENES UNA MEMORIA FENOMENAL

Enhorabuena y un gran abrazo en este post trauma electoral recién vivido
M.

Anónimo dijo...

MANUEL JESÚS GONZÁLEZ GONZÁLEZ

Anónimo dijo...

Casualmente estoy leyendo a Sábato.C

antonio dijo...

Javier CERCAS me llevó una tarde a CERVANTES