Del abate Pierre al teatrillo
Puigdemont.
(Mientras
pienso en Pepe Armas…)
“La idea de moda es antipática a la idea de
santidad” Roland Barthes, “Iconografía del Abate Pierre”.
Al poco de iniciarme como diputado en la capital europea, me
fue dada la impagable ocasión de conocer al Abate Pierre, dotado con el carisma
de la santidad del que
peroré, en el Club de este periódico, con motivo del entrañable libro acerca de
la Madre Maravillas de mi buen amigo Álvaro Marañón. El emblemático clérigo
francés, desgraciadamente fallecido semanas después de aquel encuentro, tenía
un gran sentido del humor que, a la vista, del salón bruselense repleto de un público
entregado dijo en voz ya un tanto queda:” He venido al PE con un mensaje sobre
la pobreza, en especial de los sin techo, pero me gustaría saber cuántos entre
ustedes son realmente eurodiputados para lo que les pido se identifiquen
levantando la mano”. Solo resultamos cuatro (el belga Tarabella, el portugués
Portas, Miguel Ángel Martínez y yo):“Bueno, puesto que son apenas cuatro, cinco,
pues me recibe en un momento el Presidente, transmitan a los demás que les
hemos querido saludar, respetar su trabajo y llamarles un momento la atención
sobre las condiciones de alojamiento de millones de seres humanos (…) Hay que
estar con los pobres. Les pido que sigan trabajando por la Paz”. La
sencillez de Pierre, nombre que recibió en la resistencia contra el ocupante
nazi, acercándose de su París a Bruselas con sus más de noventa años me resulta
todo un contraste proverbial con la parafernalia pretendida estos días por
Puigdemont.
He felicitado a mis amigos Antonio Tajani, que ha prohibido
su entrada, y a Iratxe García Pérez, Javier Nart y Antonio López Istúriz, que
han instado el bloqueo de la Cámara comunitaria al vergonzoso teatrillo que
buscaba el provocador prófugo de la Justicia española. Ya he escrito sin
ambages también lo mucho que siento que Oriol Junqueras y, sobre todo, Raúl
Romeva, estén afrontando su conocida situación procesal en prisión preventiva,
pues les atribuyo una calidad humana y política que niego a esos ridículos, o
grotescos, presidentes de la Generalitat, Puigdemont y Torra, que todavía se
consideran con títulos que sonrojarían a su admirable predecesor Josep Tarradellas,
de cuyo exquisito trato bien me enorgullezco ya antes de su regreso a España y
luego en los hoteles Ritz, de Madrid, y de La Reconquista. Dom Josep tuvo
tiempo de renegar del ladronzuelo Pujol, pero no de las degradaciones morales
de Puigdemont, Torra y Mas, cuya tolerancia y seguimiento por Oriol y Raúl me
resulta incomprensible y contradictorio con los valores que proclaman sostener.
En la primera semana de vista oral aprecio a Raúl y Oriol muy mal defendidos en
los parámetros y consejos abogaciles y mucho mejor, sin embargo, a Forn, al que
desconozco por completo.
En fin, no olvidaré jamás al abate ni tampoco, a otro
nivel, a Tarradellas. Por mí que Puigdemont y Torra se queden para siempre en
las cercanías de Bruselas, con o sin el casoplón de Waterloo, sin manchar con
su presencia las dependencias europeístas de la rue Wiertz, que sí dignificó el
abate Pierre en una singular y modesta sesión de la que fui testigo
4 comentarios:
es un artículo inteligente, fino y publicado en el momento idóneo. A
Suelo leer tus articulitos en La Nueva. Siempre aprendo algo.
Estás muy activo desde tu cátedra ambulante. Estupendo.I
Conociendo el paño,creo llevas razón.O
Sabes que la Madre Maravillas era hija, hermana, etc, del Marqués de Pidal, de Villaviciosa?
I.
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