“En el negror más hondo. Allí estuviste”
Bousoño, Carlos, “Metáfora del Desafuero”
Los chinos han logrado que, en la cara oculta de la Luna,
germine una semilla de algodón, mientras se pierden de momento otras especies. Evocando
a Miguel Hernández se diría que el perito en lunas sería agrónomo en un
instante maravilloso. Cuánto me alegran noticias científicas que tienen esa derivada
de ilusión poética y reafirman en mí un determinado respeto algodonero. No en
vano supe por los míos que, criatura prematura, sin todavía incubadoras, el
obstetra de mi madre, Pedro Miñor, y el pediatra Luis Azcoitia, al que injustamente
la sociedad vetustense llamaba Herodes,
se fiaron con pleno éxito del algodón para sacar adelante las fragilidades de mi
piel.
La historia del algodón hasta su darwiniano crecimiento
lunático está plagada de progreso errático y hasta contradictorio. Páginas
dolorosas de la colonización tuvieron fondo algodonero y aún propiciaron la
codicia y el esclavismo de estados sureños de Norteamérica.
Aquí mi familia estuvo vinculada a la desaparecida
“Algodonera de Gijón”. Bien recuerdo de mi infancia algunas anécdotas hermosas.
V.g. el día que al interior de lo que entonces se llamaba “provincia de
Santander” acompañé a mi tío Enrique Hidalgo buscando una vieja rueca que le
parecía absurdo se despreciase fabrilmente. ¿Es el velazqueño “Las Hilanderas”,
como sostenía Alberti, la pintura más importante de la Humanidad?
Recuerdo también un filmlet publicitario encargado a una
incipiente ¿movierecord? para dar después del obligatorio NODO. Era una
magistral actuación del actor cómico Antonio Riquelme, cuyo agente se negaría a
hacer un segundo anuncio al año siguiente.
En la gran Avenida de Washington hay expuesta una piedra que
se trajo Armstrong de la Luna; pronto quizá en Tiananmen enseñarán el algodón
de la enigmática otra cara, ahora menos desconocida, pero que, ya con
incubadoras generalizadas, no sería afortunadamente necesaria para casos como
el que sin enterarme hube de salvar en mis primeros días.
6 comentarios:
Muy bueno, Antonio. No sabía que le debías tanto al algodón
Besos,
C
Nuestras sábanas son la delicia y el orgullo mayor de Gijón, pues obligan en cuanto acarician a dormir como duerme un lirón (...) yo después de la cena procuro pasear como un rico marqués, apurar mi copita y mi puro y meterme en la cama después...A
PRECIOSO
Nuestras sábanas son la delicia y el orgullo mayor de Gijón, pues obligan en cuanto acarician a dormir como duerme un lirón (...) yo después de la cena procuro pasear como un rico marqués, apurar mi copita y mi puro y meterme en la cama después...
Qué buena la cita de nuestro amigo Carlos!
Tu elogio al algodón merecería una "Oda elemental" de Neruda
A
Sabía que eras sietemesin. Yo tengo una hermana qué tiene 68 años, y es sietemesina también. Un milagro. Su pierna era como el dedo pulgar de mi padre. Y mi madre le estuvo dando de mamar cada dos horas durante dos años. Es la más guapa de nuestra extensa familia .
Publicar un comentario