Lo que podía ser una rutina alcanzó un punto emocionante cuando al doblar una calle cualquiera una mujer no muy mayor se persignó respetuosamente al paso del furgón.Era,naturalmente,un gesto habitual antaño pero yo llevaba tiempo sin verlo.Tuvo expresividad y alto significado en semiótica.
Luego pensé que Matilde había vivido en las cercanías y que aquella anónima y espontánea mujer pudo encontrarse con ella en vida, sin seguramente saberlo.En cualquier caso,sentí el gesto como amigo desde la amistad,la semiología,el respeto y los mejores deseos, que de alguna manera yo,tan cercano a la familia,quizá no podría expresar mejor.
1 comentario:
Antonio, gracias por tu entrañable comentario. Un abrazo.Penedela
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