sábado, 22 de febrero de 2014

LEA/OJEA



Mucho me prestó la introducción que me hizo Carmen Gómez Ojea, tan grandísima escritora,  a mi "Aquí, Bruselas. Digresiones desde un escaño", en el gijonés antiguo instituto Jovellanos , cuya biblioteca, con una bibliotecaria sabia y extraordinaria, Rosalía Oliver, esposa de Miguel Ángel González Muñiz, tanto visité antaño; antinomia de hogaño, palabra ortodoxa de la que, a juicio de mis hijos, abuso en exceso en libros y columnas.

Según Carmen, en la ficción, siempre más verdadera que la realidad, tal como vengo insistiendo valiéndome de Vargas Llosa, Vizinczey y Gonzalo Moure, alguien le interpeló: "¿por qué presentarme, aunque fuera un político no directamente "guillotinable"? A mí, también me sucedió, a sensu contrario, en la más baja realidad, recibir quejas por aceptar en mi dieta cultural a personalidades tan poco convencionales, aunque yo estime tanto, como García Martín, Gracia Noriega, Pérez de Castro, Juan Luis Vigil, J.M. Ponte y Carmen, que a mí me parecen en el ramillete intelectual ineludible, sin que apenas ellos mismos tengan relación entre sí.

Carmen, y su compañero Andrés, me traen constantemente los mejores recuerdos de aquel Gijón, tan granado, de la pretransición, que, con Marcelino Arbesú y Carmen Suárez Pendás, fatigaba tres días por semana, y aún antes, del inolvidable "Gesto", con García Rúa, Eduardo Prieto, Marcelo García, Juan Cueto, Jaime Herrero, Daniel Palacio, Herrero Merediz, los Menéndez de Llano, Boni...

Ricardo Menéndez Salmón, otro gran escritor, al que no conozco personalmente, pero sobre el que peroro en mi librín, pronunciaba, como me enteré después, una conferencia a la misma hora. Se refirió, prensa dixit, a "la luz en la pintura", tema capital al que Carmen también me llevó en nuestro improvisado diálogo del Jovellanos, en el que no pude olvidar mis entrañables rincones de Tioda, Cornión, Altamira, Durero, Paradiso, Vetusta, Van Dyck, los Ateneos, el Piñole, el Valle, el Barjola...Discrepo, no obstante, con Salmón , sobre la supuesta clasificación exclusiva de novelística hacia la ciudad de Oviedo y pictórica para Gijón. Claro que Piñole y Evaristo Valle tienen un suelo, pero no ha de olvidarse que, en un mismo año,1900, nacen a muy poca distancia, en el corazón de Oviedo, tres genios que me siguen marcando,  Luis Fernández (en cuya pista me pusieron los gijoneses Chano Castañón, Orlando Pelayo, Carantoña, Cañada) Vaquero Palacios y Paulino Vicente, y también que si no hay Oviedo sin Clarín, Pérez de Ayala y Dolores Medio, ni poesía sin Ángel, Bousoño, García Nieto y Víctor Botas, no hay tampoco cultura española contemporánea que no pase por Julián Ayesta, y los mismos Salmón y Carmen.


¿Cuántos espacios gijoneses han confeccionado mi trayectoria vital, además de Gesto y esas galerías y museos? Mis recuerdos van a aquella mítica Asociación de Cabezas de Familia de la Calzada, a la Cultural, a la de Pumarín, al llamado Centro de Ejercicios diocesano de El Bibio, amparo de asambleas, a la Hemeroteca de la Cámara de Comercio, con Adúriz, a la Asturianista del Padre Patac de las Traviesas en el Colegio de la Inmaculada, a la Editorial Silverio Cañada y la Gran Enciclopedia Asturiana, con Mases y Chano, a los locutorios de El Coto, a la muy destartalada Magistratura, al Club El Texu, del MCA, al efímero de "Bandera Roja" de la Plaza de los Mártires, el de Amigos de la URSS, a la carballeda de los Maizales, la Casa Natal del ínclito, la Coría chez Costales y Clarita, el archivo de los sótanos municipales, las conspiraciones con Pedro de Silva o Liñero, o en mi despacho con tantos diversos, en la Avenida de El Llano, al fondo el Dique, Tetracero, las contratas de Ensidesa, Talleres Moreda, los jóvenes abogados, Amnistía, Justicia y Paz, las familias de presos incomunicados y UCA; y Victorón, que se definía "ácrata derechista" y otros templos gastronómicos idos, las tertulionas de La Corrida noctámbula, que cantaba ácidamente el nieto de Xelo Juan, del Oriental, del Dindurra, la nostalgia ausente/presente de Horacio Inguanzo, Sanjurjo, Aladino Cuervo, Otones, Álvarez Palomo, Severino Arias, Sanjurjo, Fernández Posada, el hendayés Rafael Hernández, Planerías y del exquisito republicano Don Carlos Martínez, ya en Ambas (Carreño), y muy luego mis grandes amigos, los Espeso, en Quintueles, sin desdeñar el espectro de la que fue Escuela Nueva de los remotos, siempre recordados, Quintanilla o Winter.



Por cierto, el segundo apellido, Ojea, es cantarín y llama a la espiral sensual vista/tacto de los libros, que es llama inextinguible. En mi Aquí, Bruselas, o Brubru, como reparó Carmen interpelándome por su pronunciación francesa ortodoxa, aunque sea logo y logro de un escritor hispanoparlante, que al traducir a Joyce lo hacía al cubano, para el que era, siempre heterodoxo y festivo, la misma distancia entre el inglés de Buckingham y el dublinés joyciano, me referí a una chica bruselense, nacida en Ixelles, junto a la casa donde lo hizo hace pronto cien años, Julio Cortázar, y que sus padres han tenido el acierto de llamar Lea.


¡Qué combinación en mi horizonte admirativo, en alfa y omega, de Lea y Ojea!


En fin, si soy todavía diputado el 27 de Agosto, conmemoración de ese natalicio mágico, por su Maga, colocaré unas flores en donde se conmemora al sin par autor de Rayuela y haré que el Parlamento me acompañe. Y es que este barrio, o comuna, bruselense está lleno de antiguas huellas literarias (Cabrera Infante, Víctor Hugo, Baudelaire, Rimbaud,... cronopios flotantes todos del gigantón Cortázar); ¡casi como si siguiera el zig/zag Oviedo/Vetusta/Lancia/Pilares! Y Sara Suárez Solís, Dolores Medio, "Juegos de billar", de José Avello,...García Pavón,...Jove...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estamos todos orgullosos de contarnos entre tus familiares y mas si cabe, de tu lucido escribir, pero Lea, ademas, tiene que estar c o n t e n t i s i m a !!!!!
Gracias y un abrazo.Maribel

Anónimo dijo...

Preciosa columna .Juan

Anónimo dijo...

Me recuerda "Gijón y los gijoneses" de Mauro Muñiz

Anónimo dijo...

También me prestó mucho a mí tu sabatina, aunque shabat o sabat significa parar, cesar descansar y tú eres un volcán siempre activo.

Millardos de gracias por tus palabras y un abrazo.

Carmen.

Anónimo dijo...

Como todo lo tuyo, Masip, tonterías ...