Esta semana hube de recorrer una larga elipse. La huelga de maleteros
del aeropuerto bruselense de Zaventem nos desvió, a Antolín Sánchez Presedo y a
mí, hasta Praga antes de aterrizar aquí. Bromeamos con la visión de la
fortaleza histórica, en la que está la Casa/Museo de Franz Kafka, el laberinto
de El Castillo, "El callejón de oro", la judería... sin llegar a
temer convertirnos en el insecto de la Metamorfosis, que tanto reivindica para
sí García Márquez como el origen de su realismo mágico. A un pelo porque el
retraso praguense se hizo desesperante y la impotencia del viajero solo podría
tener salida kafkiana. Orson Welles, que fue un declarado seguidor del escritor
checo, hizo de actor de reparto, junto a la maravillosa Elsa Martinelli, en una
superproducción sobre el retraso aéreo, hoy tan común, máxime con el vergonzoso
trato que Iberia está dando a Ranón (ya sé que es "Santiago del
Monte", pero con ese topónimo auténtico incurriríamos en confusiones
inapropiadas para el código aéreo, por aquello de otro Santiago, mayor y el Mayor).
Periplo para recibir a nuestro Presidente Javier Fernández, que se
bate el cobre por la sostenibilidad de los Astilleros, compelidos a devolver
ayudas de forma abrupta. Espero que algo se consiga y que el Gobierno de
España, obsesionado Montoro en hacer caja, apoye, sin embargo, la vía abierta
en Bruselas por un Presidente autonómico que no siendo de su partido tiene
claras ideas de lealtad e identidad. "Cooperación leal" me definió,
hace meses, el titular de Exteriores, García Margallo, con motivo de la
voluntad política precisa para iniciar la representación asturiana dentro de la
embajada de España, en la que se mueven ahora María José y Reme, dos
puntales incrustadas por el Principado.
Como no hay peor interpretación de la ley que la literal si desconoce
el contexto y las víctimas de su supuesto rigor, confío mucho en que Joaquín
Almunia, que aprendió esas enseñanzas jurídicas en la misma fuente del viejo
caserón de Deusto, como también le sucedió al Ministro, haya sensibilidad con
la construcción naval que no puede ser despojada sino alentada en estos tiempos
de malsano y flagrante recorte de actividades industriosas.
La presencia de Javier inaugurando una expresiva expo asturiana
integral, "Guardians of Paradise", en el Parlamento, está siendo la
mejor envoltura para esa reivindicación naval y buen motivo de perorar sobre la
región, su industria- no en vano vino Graciano Torre-, su agricultura, su
gastronomía, su fuerza paradisíaca... La muestra ha sido una buena idea de mi
compañera María Muñiz y de su magnífico equipo, a los que me sumé con el mío. A
destacar la colaboración de las Consejerías –muy bien Gonzalo Asenjo Palmerola-
y de nuestra colonia asturiana en la que eché en falta al entrañable langreano
universal Dionisio Fernández, Dioni. Y, cómo no, la estimulante presencia de
los Alcaldes de Castropol y Navia y el antiguo de Sobrescobio, entre otros
animosos visitantes de la Fampa, Morcín, Cabrales, Cangas del
Narcea...Emocionante que unos emigrantes despidieran la expedición, en la Plaza
de Luxemburgo entonando "Asturias patria querida" y lo que cantó con
voz extraordinaria Emilia Pantiga Fanjul .
Viendo a Javier ante el atril bruselense en la ciudad de Tintín, bien
recuerdo la imagen de sobria seriedad que le dio, en la campaña hacia la
Presidencia, el lápiz de Alfonso Zapico, ahora justamente laureado como Premio
Nacional del Cómic y "Asturiano del mes de La Nueva España". Todavía
hay distancia en fama entre Hergé y el imaginativo artista de Blimea pero todo
se andará, que no, en la forzada elipse que hice a Praga, más propia de "Tintín
en el cosmos".
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