
Saludé la presencia del Presidente de Chipre, Dimitris
Christofias, que preside el semestre europeo, durante una sesión del Grupo S y D.
Su discurso se centró sobre todo en el problema
territorial con Turquía por cuya superación él tanto había hecho. Tomé la
palabra para solidarizarme y manifestar comprensión pues la ocupación militar
del Norte de un país miembro debe de ser vista por todos los europeos como
problema de libertad y liberación propio.
Conozco ese país, invitado como estuve por Homero,
secretario del partido socialista, y los compañeros diputados. Fue para mí
lacerante, también como antiguo Alcalde, constatar en Nicosía una ciudad
dividida.
Esa ocupación me generó un fuerte sentimiento de tristeza
que me vino también en Berlín en su día. Salvando las diferencias de tamaño y
situación, pero no las de Derecho Internacional, es vergonzoso que haya en
Gibraltar una ocupación por la fuerza y ya sin legalidad sostenible.
Tengo simpatías por Chipre, pues soy político veterano,
desde los tiempos del Movimiento No Alineado, y deseo la recuperación de su
integridad territorial. Pese a que mi intervención fue en español, que siempre
distancia un tanto con la interpretación simultánea, recibí un fuerte aplauso y
palabras de emoción y afecto del Presidente y de algunos
compañeros.
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