Al parecer,
una diputada de apellido que tanto recuerda corrupciones levantinas, jaleó al Presidente
Rajoy gritando, con motivo del recorte a las prestaciones de los parados, “¡Que
se jodan!”.
Es
demasiado fuerte en una Europa que todavía recuerda las lágrimas vertidas de la Ministra de Trabajo italiana ante una medida semejante.
¿Y si el
Gobierno además de una opción de ideólogos y/o incompetentes estuviera
compuesto por un ramalazo de sádicos?
Ojo, pues
blasonando la impiedad se llega a situaciones de auténtico peligro para la
democracia, digo, para todos.
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