Aquellos cuyo despacho
estrasburguense da al patio de la Tour, que Cercas llegó a calificar de
Alcatraz, coincidiendo con la lucha de la jornada laboral, habréis visto en una
ventana de la quinta planta la bandera de Gibraltar. Naturalmente es exhibida
por un euroescéptico británico. Se llama Trevor y lo conocerá María Irigoyen de
los debates sobre consumidores.
Ayer tarde estuve buscando una
enseña española para plantificársela por encima. Jaime Medrano de Palacio tenía
una para el seguimiento de la Eurocopa pero se la había prestado a Sergio, que,
a su vez, la dejó en Bruselas. Juan Fernández Carnicer lleva consigo siempre la
de Asturias pero me pareció fuerte que nos ridiculizara la prensa local ovetense
por fomentar el grupo del exconcejal del PP, Ismael Rey, que pretende permutar
con el UK "Gijón por Gibraltar".
Por fin la idea me la dio Luis
Yáñez: una enseña andaluza sería pintiparada. La conseguí en papel que, desde
luego, carece de la consistencia de la flag de Trevor. Con todo, en la sexta,
justito encima, en el antiguo despacho del irlandés Crowley al que no veo desde
ha mucho, pero que estaba abierto de par en par, abrí el ventanal y dejé que la
enseña de Blas Infante cayera sobre la provocadora de una parte andaluza y
española, momentáneamente escindida.
Os adjunto la foto que hicimos
desde enfrente que no resalta todo el esfuerzo y menos aún el sentimiento
liberalizador.
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