
En las páginas 104 y 105 de “Con
Vistas al Naranco” de Septem Ediciones escirbo:
“El gran arquitecto Rafael Moneo
quería que se viesen las copas de los árboles francisco, en su majestuosidad,
desde el gran ventanal que proyectaba del Auditorio, obra que le encargamos y a
la que renunció pronto, coincidiendo con mi fracaso para un tercer mandato
municipal.
De Moneo sólo es el actual
emplazamiento del Auditorio. Él mismo repudió la maqueta del actual edificio
cuando le fue mostrada. Sin duda se perdió una gran oportunidad que nos había
abierto Jorge Bustillo, entonces Consejero de Cultura.
Frente a aquel emplazamiento
elegido por el famoso artista-arquitecto surgieron Orlando Sanz, Emilio Campos,
Consuelo Marcos y algún profesional del gremio -¿Calzadilla?, ¿Efrén García?- que,
con sus espadachines saturnovermucistas,
defendían el emplazamiento de la ruina del Depósito de Agua que había entonces ya
clausurado.”
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