
Hoy tendremos
Presidente, también los asturbruselenses, que conforman la sexta o séptima
ciudad asturiana, la primera de la emigración, que tanto ha influido en los
últimos procesos electorales.
A partir de ahora, sino ya, Javier Fernández será bien conocido por encima de
su natural timidez, no sólo por todos nuestros paisanos sino también, estoy muy
seguro, por los españoles, pues este mierense de la Rebollada, de donde otros
templados como el Padre Ángel García, y de Requejo, tal la histórica familia
Llaneza, que son los suyos, se hará querer y respetar con sus formas serias y
su talante y responsabilidad para avanzar contra corrientes, que varias, profundas
y fuertes, son.
El primer Presidente autonómico, Rafael Fernández, que prometió su cargo hace
tres décadas, me mencionaba muy frecuentemente a otro Fernández, Amador,
Amadorín, langreano de San Martín, que recurría al ejemplo del salmón, subiendo
río arriba, con fidelidad a su cauce y a su origen, costase el esfuerzo propio
que fuese preciso. Antes, en términos parecidos, río y lealtad, se pronunció el
líder socialdemócrata Jean Jaurès, del que no hay pueblo de Francia que no
tenga un rincón dedicado a su memoria.
Duros tiempos para la lírica con la situación internacional, europea, española
y asturiana, pero también momentos para fiarse de las personas honestas, bien
formadas intelectual y moralmente, que aman de forma incondicional a su tierra
y son capaces de buscar y encontrar consensos que nos alejen del abismo.
Es todo muy complicado en el mosaico astur, sin duda, pero este mediodía se
abre un rayo de esperanza que entre todos los asturianos de buena voluntad, y
cabeza clara, que diría Ortega, corresponde animar, cuidar, seguir, evitar que frustre...Y,
como no doy puntada sin protestas europeístas, como me enseñó Don Salvador de
Madariaga, espero que nuestro nuevo Presidente mire hacia Bruselas, pues aquí, se
juega una parte esencial del tablero que debe reactivar la economía y la atonía
letal de la Sra. Merkel.
En cualquier caso, la brega será firme. Estoy, sinceramente convencido.
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