Mi
compañero Martin Schulz, ha sido elegido Presidente del Parlamento Europeo para
los próximos dos años y medio, segundo periodo de sesiones de esta legislatura.
Es un
buen tipo, miembro del SPD alemán, antiguo alcalde de un pueblo de Aquisgrán,
la urbe que fuera, en tiempos carolingios, capital europea, mientras el Oviedo
de Alfonso II era el otro polo continental. Martin lidera desde 2004 el Grupo
Parlamentario socialista, al que pertenezco también desde la misma fecha. Antes
fue famosa su polémica con el insensato, por emplear un término suave, Silvio
Berlusconi. Es una personalidad que, además de sus innegables valores políticos
y sociales, es muy culta, que ha leído a muchos autores españoles, incluso a
los más contemporáneos, del que he constatado su conocimiento, por ejemplo, de
Javier Marías y Javier Cercas.
Yo
hablo con él en francés y alguna vez intenta alguna amable frase en español.
Hará
bien el papel institucional, en estos tiempos difíciles, pues su larga
trayectoria le avala, claramente comprometido con eso que tanto se repite, y
Martin tampoco olvida, atribuido a otro líder: "Una Alemania Europea,
jamás una Europa alemana".
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