Hace unos días, en Meres, el escritor José Luis García Martín, a presencia de
Iñaki Uriarte, brillante Premio Tigre
Juan, se irritaba legítimamente considerando incomprensible la indefensión de
los ciudadanos frente a los que usurpan denominaciones personales en la
globalidad del espacio cibernético. Yo tuve cierta experiencia cuando Felipe
González Márquez me encargó su defensa frente a Próspero Morán, periodista asturianista, que se había apropiado de
su nombre. Recuerdo que en aquella negociación, ya bien antigua, que intenté
amistosa, el audaz usurpador me advirtió que si volvía yo mismo a la política,
de la que estaba provisionalmente retirado, me podía encontrar con un igual
sucedido, lo que me parecía increíble pues internet estaba en sus albores y, en
todo caso, entendía que semejante atentado solo se sufriría a los niveles altos
de la notoriedad en los que no estoy.
Pues bien, aquella premonición de Próspero me está
sucediendo ahora. Los dominios "antoniomasip.es" y "antoniomasip.com" están en
manos de un tipo de cuidado, que en absoluto se llama ni apellida como yo, y
solo tengo para mí www.antoniomasip.net en donde cuelgo la información de mi trabajo bruselense
y todo lo que se me antoja. Sin duda debía de haber sido, en su momento, más
precavido pero, con el mismo razonamiento de buena fe que escuché a García
Martín, ni se me había ocurrido que los violadores de tu propio nombre fuesen
tan escurridizos en los archivos americanos de la
red.
En cualquier caso mi atacante tiene mis nombres
inactivos: solo me impide utilizarlos. Sin embargo, hete aquí que he descubierto
su lamentable trayectoria vengativa. Se trata de Luis Mariano Fernández Álvarez, de "Toldos Caimán", con domicilio en
Plaza Gabino Díaz Merchán, 3.
¿Y por qué un empresario que se dedica a calzar festejos
diversos se distrae infligiéndome semejante molestia?, ¿cuál su relación conmigo,
su móvil último? Tardé en recordarle. Resulta que hace años le cacé, junto a
otros dos, trabajadores de su empresa, como autor de un quebranto a la ovetense
Casa del Pueblo, de la que yo era entonces Secretario General, en que se
pintarrajeó varios días, de madrugada, los muros con insultos al Presidente del
Principado, Vicente Álvarez Areces. El tal Luis Mariano fue detenido por la
Policía Municipal ante la que dijo no llevar consigo carnet de identidad y
mintiendo luego sobre su personalidad. En el atestado dio cierta su fecha de
nacimiento con la que llegué hasta él. Hubo condena criminal el 25 de mayo de
2000 y pena de arresto de tres fines de
semana, "a cumplir en Villabona", para Marco Antonio Álvarez
Antolín.
Caimán ataca de nuevo pero no lo voy a
permitir en mi condición de diputado europeo y quiero que se sepa.
Espero que García Martín llegue a tener razón: no ha de
caber impunidad ni tolerancia social alguna para estas
conductas.
1 comentario:
Antonio, me gusta mucho está a nota de protesta y tu decidida apuesta por la libertad de expresión SANTI
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