viernes, 19 de junio de 2009

Mari Luz, en Asturias faltas...



En los últimos días de la vida de Franco apareció en el barrio de Santamarina de Mieres una pintada de trazo irregular: “Mariluz, en Asturias faltas tú”. Se refería a una valerosa maestra, sometida a juicio militar del que se podía deducir la pena máxima. Aquel graffiti fue secundado con una reiteración encomiable por esa proverbial solidaridad de nuestra región. A Mari Luz Fernández la conocí luego en los locutorios para jueces y letrados de la cárcel de Yeserías. El escritor José Luis García Martin ha recordado hace poco, en “Leña al fuego”, uno de sus libros autobiográficos, algunos retazos de aquellas siniestras diligencias judiciales en donde la tortura era práctica procesal.

Otra mujer, con el mismo nombre de pila, en circunstancias y época muy distintas, se echa de menos masivamente ahora en el campo asturiano, y en especial en el Occidente.

Estuve y quedé sobrecogido en la impresionante manifestación de duelo del domingo y el lunes en Cibuyo, en El Reguerón, en Puchanca, por los trágicos fallecimientos de Mari Luz Rodríguez Cabral y Alberto Sierra, su hijo menor. En el lado de las explicaciones de boca en boca, un tractor en el que el campesino viaja inerme. Las pistas rurales son arterias del trabajo cotidiano en jornadas sin los límites que estamos consiguiendo en el Europarlamento para la contratación por cuenta ajena. Fue un accidente difícil de entender para los que somos urbanitas.

Mari Luz Rodríguez provenía de Moal, el borde de Muniellos, de donde también sale un ramal familiar de mi mujer. Su vida, esfuerzo muy duro. El protagonismo femenino en el campo era inimaginable hasta la llegada de su generación. No el trabajo, siempre propio de la mujer en la hierba y con los animales, sino el liderazgo en el asociacionismo, las operaciones mercantiles y la crítica política a las últimas reformas de la Política Agraria Común (PAC). Al principio había un recelo ancestral, pero mujeres de una pieza, como Carmina, de Limés, y Mari Luz, de Cibuyo, resultaron auténtica sorpresa social. Mari Luz, con Luis, su marido, fundó una familia de hijos espabilados académicamente:“en esta casa no entra un suspenso”, aludía certera María José Iglesias en su necrológica. Y para resaltar más la vida abnegada, una vaca de la cuadra tuvo que ponerse a parir, de noche, con ella de cuerpo presente. El ganadero no tiene descanso ni en la puerta de la eternidad o de la leyenda.

Hace años, Veneranda Manzano, la primera diputada asturiana, visitó la casa de los míos en un luto. Pese a nuestra vecindad, Mari Luz y Doña Veneranda no debieron conocerse aquella triste tarde. En cualquier caso, son dos caras de la emancipación femenina, cada una a su nivel y a su tiempo. Y a mi me cabe el orgullo, con ellas y con tantos otros, de haber conocido a lo más granado de nuestra contemporaneidad.

7 comentarios:

Jesus Arango Fernandez dijo...

Me ha gustado mucho tu nota y las referencias que haces a la vida y el trabajo de la mujer en el mundo rural tan distinto de lo que acostumbramos a ver en la sociedad urbana.
La casualidad ha hecho que unos días antes del trágico accidente de Mari Luz estuviese en casa de Carmina en Limés y después pasando noche en Cibuyo, de camino a una visita a Muniellos en medio de rios de agua.

Anónimo dijo...

Bien, Mari Luz simboliza el desarrollo sostenible, que una persona con capacidad decida quedarse en el entorno rural para ponerlo en valor. Es muy importante potenciar y resaltar comportamientos. Sin gente con valía, nigun territorio merece la pena. el Paraiso natural es el que crean las personas y por eso es fundamental poner las condiciones para que puedan vivir en las zonas rurales y que no mueran en caminos sin asfaltar.

Anónimo dijo...

Hoy ,no me caen los anillos ,tengo que felicitarle a usted ,efusivamente,su escrito sobre las dos MARI LUZ ,es entrañable ,y una persona que escribe así ,tiene que ser bondadoso a la fuerza, las mujeres de CANGAS DEL NARCEA,son de otra raza, yo lo sé con seguridad, tengo una en casa, ojalá todas las mujeres tuvieran un poco de estas dos "LUCES" (La mejor sidra la de NAVA, Y las mejores mujeres las de CANGAS)

Anónimo dijo...

muy emotivo.Felicidades.Gerardo

Anónimo dijo...

Deberían salir cien luces al relevo

Anónimo dijo...

Y en nuestros corazones, para siempre....

Y ahora que nos falta el sonido de su risa, tenemos el recuerdo imborrable de su sonrisa.

Que sigan los testimonios. Gracias, Antonio

Anónimo dijo...

Habrá otras luces en las sombras del campo